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Arquitectos: Diana Herrera, Farhid Maya, Lucas Serna, Mauricio Valencia; Diana Herrera, Farhid Maya, Lucas Serna, Mauricio Valencia
- Área: 894 m²
- Año: 2014
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Fotografías:Alejandro Arango
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Proveedores: Corona, Adoquinar, Argos, Cubiertek, Estaco, Serye
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Vigía del Fuerte es un municipio antioqueño en la frontera con el departamento del Choco, y separado de Bojaya por el río Atrato, se encuentra en la parte más austral de la subregión de Urabá, en la zona denominada Atrato Medio Antioqueño, que corresponde a la selva húmeda tropical. Es un municipio con uno de los menores índices de desarrollo humano y social en el departamento, con unas fuertes condiciones climáticas, de accesibilidad e interconexión, dentro de una región que ha sido golpeada en el pasado por problemas de orden público, a pesar de esto el municipio cuenta con una Vegetación exuberante y es reconocida por su biodiversidad y variedad de ecosistemas cuyo potencial para el desarrollo de la región está empezando ser aprovechado. Por esto desde la gobernación de Antioquia se decide hacer una inversión importante en el territorio para fortalecerlo, intervención que por las condiciones mismas del lugar esta obligada a desmontar esquemas predispuestos y a operar de una forma única especialmente pensando en la región y no replicables en ningún otro lugar de la geografía nacional.
Como parte de este proceso este municipio fue seleccionado por la Gobernación de Antioquia, en el año de 2013 para albergar uno de los primeros 40 parques educativos que se construirían en el departamento, los cuales, según palabras del gobernador de Antioquia Sergio Fajardo Valderrama, serán “(…) espacios públicos para el encuentro ciudadano en el siglo XXI. Espacios abiertos a toda la comunidad, donde se encuentran representados los conceptos fundamentales de Antioquia la más educada: la apuesta por el talento y la capacidad de nuestra gente (…)”.
Vigía del fuerte está configurado tanto por la selva húmeda tropical como por el rio Atrato, el cual en la época de lluvias anual abandona su cauce inundando año tras año al municipio, esto ha llevado a los pobladores a construir sus casas de forma palafítica, elevando sus hogares y andenes un metro sobre el nivel del suelo para disminuir el impacto de las crecidas anuales del rio en sus hogares. Esta condición de separarse del agua por medio de palafitos define esencialmente la arquitectura tradicional del municipio, en conjunto con otros elementos con los que acondicionan los edificios a su entorno: fachadas que permiten la circulación del viento, cubiertas de elevadas pendientes y grandes aleros, materiales ligeros que no obliguen a un suelo de poca capacidad a cargar grandes pesos, entre otros.
El parque educativo retoma los elementos típicos antes mencionados, reinterpretándolos y potenciándolos a través de materiales adecuados a las condiciones del lugar, pero que a la vez garanticen una larga duración en el tiempo. Es un proyecto que se formaliza a través de la suma de dos de las casas típicas de Vigía del Fuerte dispuestas una al lado de la otra, dos casas palafíticas que se elevan dos metros con cincuenta del terreno, alejándose del nivel máximo histórico de inundación que registra la población: 1.6 m, y que se desplazan ligeramente una con respecto a la otra en planta, marcando con este movimiento los accesos del parque educativo. En el costado oriental, orientado hacia el Atrato, está el acceso más público, una gran rampa, único elemento que toca el suelo y que sirve a su vez de gradería hacia la primera plaza con que contara el municipio, “La plaza de sombras”, diseñada como parte integral del proyecto, y en la que conviven el esparcimiento pasivo bajo grandes pérgolas con los espacios deportivos de la pista atlética y el multideportivo. En el costado opuesto del edificio, el más privado, una pequeña gradería desciende hasta el nivel de las calles del municipio, levantadas como dijimos antes un metro del suelo. El centro de las dos casas se vacía para generar un patio interior, el “patio del sabedor”[1], un espacio público cubierto, que protege tanto de las lluvias como del fuerte sol y que es una sola cubierta bajo la cual pueden estar juntos todos los habitantes de Vigía del Fuerte. La “plaza de sombras” y el patio del sabedor serán las primeras plazas con las que contara el municipio, la primera a cielo abierto y la segunda bajo techo, lugares de encuentro y discusión de la comunidad.
Los demás elementos del parque educativo siguen la misma premisa de adaptarse y reinterpretar el lugar, las fachadas del parque son celosías que permiten el cruce continuo de vientos manteniendo frescos los espacios interiores. Las cubiertas permiten recolectar y posteriormente tratar el agua lluvia para garantizar el consumo interno del proyecto en un municipio que está a la espera del agua potable, a la vez que sus grandes aleros protegen los espacios de la lluvia y del sol. Los materiales seleccionados son de mínimo mantenimiento, cerramientos en madera inmunizada, que únicamente necesitara un lavado periódico, losa y palafitos en concreto pulido tratados para soportar las continuas inundaciones, estructura superior en acero corten (tipo de acero) que soporta sin deteriorarse las exigentes condiciones climáticas del municipio.
Además del Parque Educativo, y como parte del Plan Municipal Integral (PMI) que adelanta la Empresa de Vivienda de Antioquia (VIVA), se avanza en la construcción de tres instituciones educativas, la propia de Vigía, que reemplaza una edificación existente bastante deteriorada, un colegio para la comunidad indígena Emberá y una tercera en el corregimiento Buchadó; se construyen también un parque lineal que cruza longitudinalmente el municipio e inicia en la “plaza de sombras” y un polideportivo con pista de atletismo, a la vez que se espera iniciar con la infraestructura de servicios públicos, la construcción de una mayor cantidad de metros lineales de andenes elevados en concreto que sustituyen los actuales en madera, y finalmente la prolongación y mejoramiento de un muro de protección para controlar el proceso de erosión de la ribera del Atrato. Todo este proceso de cambio en Vigía del Fuerte se está dando de forma simultánea, en una alianza entre instituciones públicas y privadas, la cual tiene el acompañamiento de la comunidad, quienes son los más beneficiados por las obras que abren un nuevo rumbo para él, hasta ahora, municipio más pobre y olvidado de Antioquia.