El anexo al Museo de Arte de Toledo, es un espacio de exhibición para la colección de vidrio del museo, y a su vez un recinto para la fabricación del vidrio. Concebido como un volumen único de un piso perforado por patios, el usuario se siente dentro del verde circundante a través de las capas de vidrio. Individualmente, cada espacio esta encerrado en vidrio transparente, resultando en muros huecos que actúan como buffer climático; espacios de exhibición, el taller a alta temperatura de vidrio y el exterior. La planta se deriva de una grilla de varias formas rectilíneas que reflejan las uniones programáticas, con las conexiones entre recinto y recinto logradas usando superficies curvas de vidrio. El vidrio envuelve a los espacios formando elevaciones continuas, ininterrumpidas por esquinas. El visitante fluye con la forma a través de una serie de burbujas interconectadas.