El proyecto se ubica en la quinta región en la localidad de Zapallar, Chile. En un lote frente al mar, con características de fuertes pendientes, afloramientos rocosos y de una orientación marcada sur-poniente.
La accesibilidad al terreno esta dada por una calle en su lado más alto y desde un futuro paseo peatonal en el borde del mar.
El encargo contempla la construcción de una casa de veraneo entendida como una vivienda para una pareja, que permita recibir esporádicamente un gran numero de visitas y que asegure un uso distendido, de espacios de gran continuidad y participación con el paisaje existente.
La propuesta es enfrentada a partir de dos volúmenes dispuestos de forma paralela al mar y que se traslapan tanto en su lado largo como en su ancho. La idea es generar una cantidad de espacios intermedios en el descalce de las losas, así terrazas patios y áreas semi-cubiertas se generan producto del movimiento y logran distanciar y mediar el interior.
Como estrategia logística se concentra el total del programa en un solo edificio, reduciendo la cantidad de circulaciones dentro del terreno, y trabajando en la lógica de una pieza de arquitectura inserta dentro de un paño particular. Es por esto que tanto estacionamientos como terrazas y piscina se incorporan en la misma estructura, generando la sensación de un volumen autosuficiente y conectado puntualmente a la pendiente.
Materialmente la obra trabaja la relación de dos elementos, volúmenes de hormigón terminados en color blanco que son llevados al menor espesor potenciando su condición de elementos livianos, y de zócalos de piedra que reciben el peso de estos, La interacción de ambos pretende amarrar la obra al terreno y generar un cuerpo edificado de poco impacto al lugar, la dificultad de construir en la pendiente, y de la serie de contenciones relacionadas a esta son tratadas de minimizar con un partido general escalonado y que equilibre la relación de masa, vano.
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