Un corredor sin casa
En Calera de Tango, al corredor era necesario sacarle la casa; el dueño todavía no la quería; por lo demás, no había a donde distribuir; o se llega al corredor o bien se sale; o se atraviesa o se va por la tangente; o uno se queda ahí para protegerse del sol, guardarse de la lluvia o para sentarse a la mesa y comer carne; la incertidumbre de la ausencia hace que uno se quede quieto. La casa no está; nos quedamos en el corredor; pero no se corre.
La estructura negra se planteó homogénea con variaciones; regular, como un corredor, y diagonales para aguantar la ausencia del muro.
Por el corredor sin casa no se circula a lo largo pese a ser sólo una línea larga, parecida a unas caballerizas de techos oscuros de fonola que se encuentran a unos doscientos metros hacia el oriente. Así se segregaron de sur a norte: bodega y baño de servicio; una cocina, una estructura para asar carne, una gran mesa, camarín y baño, un pasillo para cruzar de oriente a poniente, y el estudio.
En Calera de Tango se encontró un paisaje; se dispuso un corredor sin casa; una estructura de sombra atravesable; diagonales al poniente, pilares rectos al oriente; el techo de zinc brillante, como el cielo; el suelo a 50cm; las ventanas horizontales; una piscina de durmientes.
Toda pieza arquitectónica recoge un lugar, lo da vueltas y lo vuelve a poner con una nueva realidad, un punto fijo alrededor del cual gira el entorno. Unos cuantos dispositivos; se pasa no se pasa, se mira, no se mira; al final son relaciones simples las que construyen la máquina imprecisa.
Imágenes //
Planimetría //