-
Arquitectos: Martin Lejarraga Oficina de Arquitectura
- Área: 1309 m²
- Año: 2014
-
Fotografías:David Frutos | BISimages
Descripción enviada por el equipo del proyecto. La transformación de las antiguas instalaciones del colegio en el nuevo CECOCRE ha sido realizada con una herramienta muy especial, una Escuela Taller integrada por 37 jóvenes, que ponía a disposición del proyecto los objetivos prácticos de su programa.
La estructura docente de la escuela, con capacidad formativa exclusiva para las especialidades de albañilería, pintura de edificios, electricidad y jardinería, fue el condicionante fundamental para plantear un proyecto que debía ser compatible con ese particular abanico de recursos.
Durante la obra, las antiguas instalaciones albergarían las actividades teóricas y prácticas de la escuela y el propio discurso del programa de estudios dejaría a su paso las adaptaciones necesarias para convertir el lugar en el nuevo Centro del Conocimiento y la Creación (CECOCRE) de Torre Pacheco. Una lectura apropiada tenía que identificar el programa de destino con las construcciones existentes y los oficios disponibles.
De esta manera se buscó la reestructuración de los espacios exteriores mediante el replanteamiento de la vegetación en torno a las pistas deportivas, para retomar así las conexiones con el resto del complejo EDUDIS, y se restableció la instalación de los servicios en las antiguas aulas.
La construcción del mobiliario de obra para exteriores insistió en el aprovechamiento del patio original del colegio como lugar natural de encuentro de las diversas actividades culturales que el edificio contiene, y los acabados pintados utilizaron patrones de camuflaje para llevar las zonas blandas a las duras y tapizar de carácter doméstico con matices de color, el potencial salón urbano.
El centro tiene la suerte de haber nacido de una colaboración entre recursos que permanecían latentes por estar desaparejados. La configuración actual es fruto directo del trabajo de unos jóvenes agentes que ante la oportunidad de acceder a una formación especializada y un empleo, se involucraron íntimamente en el proceso. La arquitectura se hizo eco literalmente de la transformación que ellos vivieron, y transmite en su forma una vocación social de la que el nuevo programa también es heredero.
El arte y los artífices lucen ahora esa pinta satisfecha de lo que es al mismo tiempo causa y consecuencia.