En un caso parecido al ocurrido con el Mall de Castro en Chiloé, Chile, la conclusión de las obras de un gigantesco edificio de casi 50.000 metros cuadrados -diseñado por el catalán Ricardo Bofill-, está siendo puesta en jaque por el Consejo de Estado de Salerno, Italia, donde se emplaza. El proyecto “Crescent de Salerno” se compone de un gran foro semicircular rodeado por una media luna de 30 metros de altura, que incluye unas 150 viviendas (evaluadas en 13.000 euros por m2), oficinas, hoteles y locales comerciales, sumando 150 toneladas de hormigón. El edificio de uso mixto se enmarca dentro de una gran intervención urbana de 220 millones de euros, sumándose a las propuestas de Santiago Calatrava, David Chipperfield, Jean Nouvel y Zaha Hadid. “La sentencia inapelable del Consejo considera infundadas las autorizaciones obtenidas al principio de las obras. Significa que el edificio es ilegal. La ley prohíbe construir en zonas costeras como la elegida para el Crescent. Así que la única vía legal es el derrumbe” comenta el abogado Pierluigi Morena, presidente de la plataforma ciudadana Nocrescent. “Este fallo es un éxito para nosotros porque reconoce que estropea el paisaje como muchas de las obras impuestas a los ciudadanos. (…) Este bloque enorme justo cierra la perspectiva de la parte más bonita y querida por los vecinos. Antes, entrando al puerto desde el mar se podía admirar buena parte del casco antiguo con sus palacios y callejuelas. Por tierra, mirando hacia el norte, en el paseo marítimo se abarcaba la bahía de Amalfi. Las dos panorámicas están tapadas por la construcción”. * Revisa más detalles del polémico caso en la nota publicada por Lucia Magi en el Diario El País.
Edificio de Ricardo Bofill al borde la de la demolición en Italia
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