Una compleja relación entre la enseñanza de arquitectura y los principios del movimiento moderno en Brasil abre camino a importantes reflexiones sobre la producción arquitectónica contemporánea. Con el fin de profundizar en esta discusión, invitamos a cinco profesores de distintas universidades brasileñas a compartir sus visiones sobre el tema. Eduardo Lopes (Universidad del Vale do Itajaí), Eduardo Westphal (Universidad Federal de Santa Catarina), Fábio Mosaner (Universidad Federal de Pernambuco), Marta Bogéa (Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de São Paulo) y Rodrigo Bastos (Universidad Federal de Santa Catarina) aceptaron el desafío y reflexionaron sobre esta intrincada conexión. Sus análisis ofrecen perspectivas intrigantes, revelando la influencia del movimiento moderno en la enseñanza de la arquitectura y provocando cuestionamientos esenciales para el debate arquitectónico actual.
Eduardo Lopes, Universidad del Vale do Itajaí
La influencia del movimiento moderno sigue presente en las escuelas de arquitectura del país, no solo porque fue un estilo ampliamente reproducido en edificaciones y ciudades importantes en el contexto nacional — teniendo en Brasilia su mayor alegoría —, sino también porque muchos profesores fueron formados durante el auge del movimiento o son discípulos de sus principales exponentes. Se nota, también, la existencia de grupos de investigación muy consolidados en el estudio sobre el movimiento. Aunque el movimiento moderno tuvo un papel fundamental en la historia de la arquitectura y posee virtudes aún aplicables, como la racionalización de la construcción, es preciso tener cautela. Sus principios presentaron fallas significativas, especialmente cuando fueron trasladados de la escala arquitectónica a la urbana, resultando en espacios públicos desarticulados, fachadas ciegas orientadas hacia la calle, grandes vacíos urbanos y otras transgresiones a la vida cotidiana en las ciudades.
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¿Es el aprendizaje la forma de mantener la relevancia de la educación arquitectónica?"Percibo una dificultad en contextualizar el movimiento moderno para los alumnos como un capítulo importante de la historia y un legado a ser comprendido, y no como un modelo a ser seguido indiscriminadamente."
La arquitectura contemporánea exige un enfoque que dialogue con las necesidades de la contemporaneidad y priorice la construcción de la urbanidad — un desafío que el movimiento moderno, en muchos aspectos, no logró superar.
Eduardo Westphal, Universidad Federal de Santa Catarina
No diría que los principios del movimiento moderno aún son la base de la enseñanza de proyectos en Brasil, sino que permanecen en ella, coexistiendo con otros preceptos históricamente constituidos. Las relaciones de enseñanza y aprendizaje en proyectos son muy complejas y señalan estar en una tensión permanente. A inicios del siglo XX, de una base academicista de reproducción de estilos y órdenes compositivas, la enseñanza de proyectos pasó a abordar cuestiones de índole tecnológica y funcionalista, pero, en general, siempre se basó en un proceso en el que se aprende haciendo — lo que no ha cambiado mucho históricamente. Cabe mencionar el papel extremadamente importante de Lucio Costa en la transición de la matriz de las bellas artes hacia lo que vendría a ser la base del currículo brasileño durante muchos años, hasta la institución del primer currículo mínimo. Este cambio ya venía de una reflexión de Costa sobre lo que sería la modernidad brasileña. A partir de ahí se moldearon nuestras escuelas y currículos, a pesar de sus diferencias, basadas en una modernidad muy propia de Brasil.
Por otro lado, en nuestros currículos, la presencia del urbanismo, de la planificación y de contenidos de base sociológica en la formación subsidia un proceso de proyecto que considera el lugar, la experiencia, las personas. En la década de 1960, Lina Bo Bardi ya había dado importantes pasos en la construcción de una mirada sobre los principios de una arquitectura genuinamente brasileña, incorporando al léxico moderno saberes populares, el carácter de los lugares, expresando esos valores en sus obras y en sus textos. La importancia de esos logros fue reconocida tardíamente.
"Más recientemente, y de forma lenta, se han ido incorporando a la enseñanza de proyectos contenidos relativos a la arquitectura de los pueblos originarios, por ejemplo, que se suman a una visión del proyecto como proceso participativo, que toma fuerza y abre nuevos horizontes en la enseñanza y en la actuación profesional, distanciándose de posturas autoritarias muchas veces asociadas al movimiento moderno."
Por otro lado, debemos considerar los préstamos modernos, como los de la industrialización de la construcción, tan bien asimilados por Lelé, que desarrolló una arquitectura de extrema calidad, adecuada a su contexto sociocultural, considerando toda la cadena productiva con dignidad. Entiendo que la enseñanza de proyectos debe tener como base todos estos principios, valiéndose de la tecnología, de la industrialización, de las órdenes compositivas, tipológicas, de la experiencia de los lugares, de las contingencias de la vida. A través de la práctica de proyectos en el taller, el estudiante moviliza conocimientos que muchas veces no sabe que posee y, al mismo tiempo, es a través de la reflexión sobre lo que se hace que se da cuenta de otras cuestiones. Esta formación comienza en la escuela de arquitectura y se extiende por toda la vida profesional.
Fábio Mosaner, Universidad Federal de Pernambuco
La pregunta propuesta presupone que los principios modernos aún son la base de la enseñanza de proyectos en el país, afirmación que no tengo la certeza de que sea válida. Es necesario considerar la diversidad de los más de 1000 cursos de arquitectura y urbanismo en el país, en los cuales ciertamente existen muchas diferencias en los enfoques de enseñanza de proyectos. Además, resaltamos que diversos autores tratan el período "moderno" como diversas modernidades, y no como uno solo.
"Quizás la pregunta más adecuada sería '¿en qué medida los principios modernos son la base de la enseñanza de proyectos actualmente?'. Desde el punto de vista historiográfico, o de la enseñanza de la historia de la arquitectura, la crítica al movimiento moderno está bien consolidada. Desde el punto de vista del urbanismo moderno, la crítica actual también está bien consolidada, reflejándose en la enseñanza de proyectos a escala urbana."
Para avanzar en la cuestión propuesta, vamos a concordar con la premisa implícita en la pregunta, en la que los principios modernos, en alguna medida, son base de la enseñanza de proyectos arquitectónicos. También vamos a asumir que los principios modernos son más amplios que los supuestos iniciales del movimiento moderno, tales como los cinco puntos de la arquitectura de Le Corbusier, expandiendo este entendimiento a la amplia gama de experiencias provenientes del despliegue del movimiento moderno europeo en los diversos continentes, a lo largo del siglo XX. Aclarado esto, enumeraremos algunos factores, que deben ser considerados como reflexiones iniciales, que contribuyeron a la cuestión propuesta: 1. La adaptación del movimiento moderno europeo en Brasil, ocurrida en las primeras décadas del siglo XX, se dio de manera fructífera. Generó una arquitectura de alta calidad, basada en la reinterpretación de la arquitectura local y que alcanzó reconocimiento mundial. 2. El Instituto del Patrimonio Histórico y Artístico Nacional (IPHAN), órgano de salvaguarda de los bienes arquitectónicos y artísticos, fue concebido y operado por intelectuales modernos. El órgano también es responsable por la construcción del discurso historiográfico de la formación de una arquitectura brasileña moderna, que construyó un discurso de continuidad de la tradición luso-brasileña en el movimiento moderno local, y no un discurso de ruptura con lo antiguo, como el movimiento moderno europeo.
Ejemplos de esto son las diversas obras de arquitectura moderna que fueron declaradas patrimonio poco tiempo después de su inauguración, como el Edificio del Ministerio de Educación y Cultura (MEC), actual Palacio Gustavo Capanema, en Río de Janeiro-RJ y el conjunto de Pampulha, en Belo Horizonte - MG. 3. La creación de los cursos de arquitectura estuvo fuertemente basada en el ideario moderno brasileño, como se expuso anteriormente, de una forma equitativa en las principales capitales de Brasil, tales como Río de Janeiro, São Paulo, Belo Horizonte, Porto Alegre, Salvador y Recife. En su mayoría, estos cursos eran en universidades públicas y sirvieron de modelo para los cursos creados posteriormente, creando una cierta preponderancia del movimiento moderno en la enseñanza de proyectos. 4. A pesar del desgaste del discurso moderno en el período posterior a la construcción de Brasilia, la producción arquitectónica que se afirmaba moderna aún tuvo mucho ímpetu y representatividad.
Posteriormente, incluso con cierta desconfianza en los años 1980 y 1990 hacia los principios modernos en los proyectos de arquitectura, principalmente debido al movimiento posmoderno en la arquitectura, arquitectos y arquitectas que se identificaban como modernos produjeron una arquitectura consistente en la última década del siglo XX, como Lina Bo Bardi - algunos alcanzando el inicio del siglo XXI, como Paulo Mendes da Rocha y João Figueiras Lima, o Lelé. Las obras de estos profesionales fueron reconocidas y premiadas a nivel nacional e internacional, influyendo en la producción actual de la arquitectura.
Como los ejercicios académicos de proyectos operan en una relación compleja y dialógica con la producción arquitectónica corriente, la enseñanza de proyectos aún está guiada por esta fuerte experiencia de la arquitectura moderna en el país, debido a los factores antes enumerados. De cierto modo, los principios de la arquitectura moderna en Brasil se están reinventando continuamente, ya que incorpora cuestiones actuales a sus principios, tales como emergencias climáticas (como las obras de Lelé) e intervenciones en patrimonio arquitectónico (como las obras de Lina Bo Bardi y Paulo Mendes da Rocha).
Marta Bogéa, Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de São Paulo
Creo relevante comenzar por distinguir movimiento moderno de modernidad. Es decir, reconocer la visión de mundo moderna, sin reducirla a una comprensión estilística. La modernidad aún tiene rasgos en continuidad en nuestra época. De ahí que muchas veces algunos de sus aspectos valen como experiencia. Ver, por ejemplo, a Robert Venturi en el libro seminal de 1966 "Complejidad y contradicción en la arquitectura", base oportuna, escrita aún dentro de la modernidad pero ya en el umbral de sus creencias, que solo puede ser comprendido también en el contexto de lo que reside y resiste. Este documento es, a mi parecer, la siembra de un porvenir en el que defiende arquitecturas complejas y contradictorias, en las que menos no es más, usufructuando y permitiendo también no reducir a Le Corbusier al analizarlo en su complejidad. Es decir, ya en el límite de la revisión moderna es necesario no aplanar la producción de aquella época como se hace al buscar solo los puntos comunes y hegemónicos. En el sentido de cierta continuidad, vale observar que la producción en el área aún se deriva de procesos modernos, aún es mayoritariamente industrial.
Aprender en arquitectura la noción de serialización, componentes, modulación son aún fundamentales para que podamos trabajar. Pero será la exacerbación de este rasgo - ya estamos en la cuarta revolución industrial - con las nuevas tecnologías, que perdemos de vista valores oportunos de aquel período. La idea de productivismo, de velocidad es herencia y desvío de aquella visión de mundo. Basta recordar la esperanza de que tendríamos una reducción de la jornada laboral con el advenimiento de las máquinas en la primera revolución industrial, aún en el siglo XIX. Es decir, la modernidad vista críticamente puede ser un oportuno campo de reflexión y formación, siempre que no se pierda de vista dónde actuamos y quiénes somos.
"La base de enseñanza del proyecto es la vida. No se puede actuar o enseñar sin eso como valor. No hay estilo u otro tiempo histórico que pueda sobreponerse a esta condición. Y con el usufructo de los conocimientos traídos, las memorias, los valores, que deben ser entonces compartidos, incorporados a otros, que deben ser entonces reinventados, resignificados. Los procesos de enseñanza-aprendizaje se autorregulan, no deben ser jerárquicos o de dirección única y tienen como base también las experiencias de todos aquellos involucrados en ese momento en el proceso de enseñanza-aprendizaje, incluido el profesor."
Lo que permite que, en nuestro tiempo tan veloz en el que los valores pueden ser muy rápidamente reposicionados, los intercambios entre estudiantes y profesores, pueden rediseñar y potenciar sus principios a partir de la convivencia y la colaboración.
Rodrigo Bastos, Universidad Federal de Santa Catarina
Esta relación necesita ser analizada con cuidado, y alabo bastante la iniciativa de enfrentarlo. Yo no daría por cierto, totalmente, que los principios del movimiento moderno aún constituyan la base de la enseñanza de proyectos en nuestras facultades de arquitectura. Hay muchos arquitectos y profesores en esas disciplinas y talleres, que conozco, en varias universidades de Brasil, que tienen una visión bastante crítica de la enseñanza de arquitectura y también de la experiencia moderna de proyecto. Así, la afirmación suena un poco demasiado asertiva, y me parece que sería necesario investigar mejor esta enseñanza, teniendo como hipótesis la presencia dominante de esta base teórica moderna, sus principios y postulados. Sin embargo, por los textos que leímos, por las discusiones que seguimos en los congresos, o incluso en el cotidiano de las facultades de arquitectura, que conocemos enseñando y conversando con colegas, queda, es verdad, una sensación de que la actividad de proyecto y también la actividad de enseñanza de proyecto en Brasil aún son alimentadas, sí, por algunos principios modernos. Podría mencionar, por ejemplo: la autoridad permanente de la "función", a partir, especialmente, de la concepción de programas de necesidades; la creación del "espacio" como finalidad y como calidad estética de la arquitectura, la idea de "partido arquitectónico" como estrategia o concepción inicial del proceso de proyecto.
"Al mismo tiempo, también es sabido que, desde los años 1960, al intensificarse en las décadas siguientes, las críticas a estas postulaciones modernas alimentaron la absorción de otros principios, poéticas y categorías estéticas en la enseñanza de proyectos: el concepto de "lugar" y de los contextos en un sentido más amplio, involucrando también el paisaje; la experiencia del cuerpo en la arquitectura; una atención más aguda a los sentidos, memorias e identidades; la asimilación del campo ampliado de las artes y la arquitectura; la consideración de pautas y agendas sociales diversas, etc... hayan, estas renovaciones, proviniendo de la fenomenología, del posestructuralismo, de la crítica materialista o del estudio de poéticas de arquitectas y arquitectos posmodernos o "contemporáneos".
La propia idea de proyectar, en contextos y agendas más participativos, ha cuestionado radicalmente la noción, bastante moderna, del arquitecto como "creador" original para asimilar la práctica colectiva de proyecto junto a las comunidades. Así, prefiero pensar — sin una investigación más profunda del proceso — que la enseñanza de proyectos en Brasil posee, en realidad, una "acumulación de principios", muy diversa y plural, que también es característica del tiempo en que vivimos. Y no deja de ser un aspecto positivo imaginar que experimentamos esta diversidad, sin que haya una defensa estricta de epistemologías, corrientes, estéticas o movimientos artísticos absolutos.
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