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Arquitectos: Fran Silvestre Arquitectos
- Área: 780 m²
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Fotografías:Fernando Guerra
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El proyecto surge de su implantación en el entorno. La edificación se despliega mediante una geometría muy clara, alejándose de la concepción de una arquitectura compacta. Esta estrategia junto con la esbelta proporción de la construcción permite aumentar el perímetro de contacto de la vivienda con el exterior generando un sistema de patios que parece no tener límites.
Esta geometría permite sortear los árboles de gran porte existentes y abrazar los nuevos ejemplares que se plantan en el lugar. Se traza la arquitectura entre el jardín, buscado que se viva como algo unitario. El proyecto se adapta a la topografía como una suerte de abancalamiento, que nos recuerda a las subidas de algunas ermitas. Es un sistema de agregación que podría ampliarse, tal y como lo requería el programa de esta vivienda.
El programa principal se divide en tres plantas. La superior en la que se encuentra la zona de noche. Su orientación le permite mirar hacia el mar sobre la cota de los árboles. Desde esta planta se puede acceder a la cubierta de la planta baja, esta cubierta se disfruta cómo un belvedere sobre el paisaje. Estructuralmente funciona cómo un puente entre el garaje que se “acerca” al límite de la parcela y el núcleo de comunicación. De esta forma se genera un pórtico en sombra, que nos invita a acceder a la vivienda. Es una pieza cerrada a la calle que dota de privacidad al conjunto.
Las zonas sirvientes de esta planta se iluminan mediante luz cenital la cual dota de identidad al núcleo de comunicaciones y al distribuidor. La planta baja se cierra al suroeste y se abre al mar. En ella se dispone una vivienda con el programa completo, que le permite funcionar de forma autónoma. En la planta inferior, ya bajo la rasante, se albergan usos auxiliares, el vaso de la piscina, las instalaciones y un espacio multifuncional.
El proyecto se traza con una geometría muy clara de elementos rectos que se unen mediante un suave radio de curvatura, consiguiendo según palabras de Philipp Jodidio: “Casa Sabater exhibe una dicotomía intrigante: la de una casa blanca, esencialmente minimalista, con un trazado y una implantación que la integra mucho más a su entorno de lo que podría esperarse. La combinación de las influencias aportadas por la modernidad de Álvaro Siza y las formas escultóricas de Andreu Alfaro ayuda a explicar cómo Casa Sabater consigue ser simultáneamente geométrica y orgánica.”