Con el foco puesto en el futuro, en 2024, la Universidad Católica del Uruguay incorpora a su propuesta educativa el programa de Arquitectura, Diseño y Ambiente. Felipe Reyno, doctor en Arquitectura y director de la nueva carrera, reflexiona sobre la necesidad de formar arquitectos con una mirada contemporánea, contextual, diversa, crítica y colaborativa.
Primero está el marco conceptual sobre el que se construye el programa; ese que dice que la enseñanza de la arquitectura debe alcanzar una visión más amplia que la meramente basada en el crecimiento de la ciudad, el urbanismo y el territorio. Esto significa formar arquitectos respetuosos con el ambiente y conscientes de los límites en las cantidades de la producción, arquitectos que entiendan que es necesario repensar lo existente para lograr un futuro mejor.
Después están las bases; esos conceptos que estarán siempre, como las luces que marcan el camino: contexto, diversidad, política, deconstrucción, error. Y, por último, está el proyecto que lo envuelve todo. Todo es proyecto. Así concibe Felipe Reyno, doctor en Arquitectura con un extenso recorrido entre academia y producción arquitectónica y museográfica contemporánea, la carrera en Arquitectura, Diseño y Ambiente. Después de estar una década entre Montevideo, Santiago de Chile y Madrid, Reyno se instaló en su Uruguay natal para dirigir el nuevo programa de la Universidad Católica del Uruguay para 2024. Lo que sigue es un resumen de una entrevista realizada con Reyno sobre la carrera.
El nombre de la carrera es Arquitectura, Diseño y Ambiente. ¿A qué responde esa decisión?
Felipe Reyno: Responde a una cuidadosa consideración de tres conceptos fundamentales que han sido fuente de debate en la enseñanza de la arquitectura. La arquitectura la concibo como una disciplina arraigada en la práctica del proyecto y la investigación. El diseño, como una metodología sin simplificaciones, utilizada como herramienta abierta y flexible. Y ambiente engloba un enfoque empático y contextual, siendo la agenda explícita de la carrera. Esta agenda se concreta en la creación de un entorno que promueve la ecologización, abraza la perspectiva post-humana y fomenta la coexistencia multiespecie en el territorio y la ciudad.
En esta dirección, hemos forjado un equipo docente diverso que cultiva una perspectiva singular y audaz en la enseñanza de la arquitectura. No concebimos una carrera de arquitectura genérica; más bien, aspiramos a una formación única, respaldada por profesores que aporten una mirada explícita y comprometida.
¿Cuáles fueron sus programas internacionales de referencia?
FR: En la búsqueda de nuevas inspiraciones y enfoques, consideramos cuidadosamente programas académicos como el del Tecnológico de Monterrey. También nos adentramos en el plan experimental de Los Andes en Colombia y nos sumergimos en la reconocida trayectoria de la NUS de Singapur.
En el análisis de pedagogías innovadoras, miramos a la escuela de TALCA, explorando su conexión única con el territorio, así como en la perspectiva distópica y comprometida con el ambiente de la escuela de Delft y la narrativa exploratoria de proyectos en Columbia.
¿Cuáles son los grandes temas que son esenciales a la hora de formar nuevos profesionales en Arquitectura y de qué manera este programa responde a ellos?
FR: El programa reconoce la importancia crítica de abordar el cambio del paradigma del desarrollismo en la formación de nuevos profesionales. En lugar de seguir modelos tradicionales que priorizan el crecimiento económico sin considerar las consecuencias ambientales y sociales, se busca inculcar una perspectiva más sostenible y equitativa.
Este programa busca formar profesionales capaces de concebir proyectos que no sólo sean estéticamente atractivos, sino que también consideren de manera integral factores sociales, ambientales y económicos. Aquí, el proyecto trasciende la mera construcción física; se convierte en un proceso que tiene el poder de deconstruir conceptual y materialmente, desafiando las convenciones establecidas. Este programa responde a estas necesidades introduciendo a los estudiantes en un enfoque dinámico y reflexivo del proyecto, donde la investigación, la innovación y la deconstrucción son partes integrales de su desarrollo profesional. Desde la selección de materiales hasta la planificación urbana, se enfatiza la necesidad de considerar el ciclo de vida completo de los proyectos y fomentar prácticas responsables que mitiguen el consumo excesivo y promuevan la eficiencia energética.
La vida en comunidad nos coloca ante dilemas cruciales en un mundo marcado por problemas ambientales irreversibles. La carrera que proponemos surge como respuesta a estos desafíos, abordando cuestiones fundamentales de la convivencia urbana y proveyendo soluciones desde la intersección de ciudad, conocimiento y aplicación, así como desde una perspectiva ecológica.
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