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Arquitectos: Adam Bresnick
- Año: 2023
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Fotografías:Amores pictures
Descripción enviada por el equipo del proyecto. La casa fue construida al final del siglo XIX como una de seis hoteles para las hijas de un Barón. Casi un juguete Herreriano, es un rectángulo de 26 x 11.5m de mampostería de granito, rematada por una cubierta de teja a 4 aguas.
La puerta de acceso se enmarca con dos pilastras toscanas coronadas con dos obeliscos. La casa se macla con la parcela en pendiente mediante dos terrazas cercadas con muros de granito, escaleras y balaustres, dejando el resto de la parcela en suave descenso al sur.
Abandonada, ocupada, la casa había sufrido muchas modificaciones a lo largo de los años. La intervención ha sido cuidadosa en términos matéricos y conceptuales, basándose en las existencias para adecuar la vivienda al siglo XXI.
A este fin se reubicó la escalera, creando una triple altura con luz cenital en la entrada, una dilatación vertical que organiza circulaciones mientras casa las geometrías y ejes de la casa primaria. Este gesto de verticalidad permite la ventilación natural a modo de chimenea.
La caja de granito se limpia, se aísla, y el muro central de ladrillo se deja a la vista, testigo del paso del tiempo. Se suela la planta baja en hormigón pulido, solamente los umbrales de paso en el muro de ladrillo marcados con tablas de caliza de campaspero, mientras trasdosados de yeso negro permiten el paso de las instalaciones.
La escalera monolítica del mismo hormigón emerge del suelo, uniendo la planta baja con la planta primera donde una pasarela de chapa de acero da acceso a las 3 habitaciones en suite con sus baños. Dentro de los cuartos tarima de roble a corte de sierra dialoga con la materialidad del muro de ladrillo y el forjado de pino teñido en blanco.
La planta baja es un único espacio, un salón ocupa toda la crujía del jardín, cocina a un lado del vestíbulo de entrada, sala de música al otro. Dos grandes ventanales fueron abiertos a mediados de siglo pasado, y se los articula con sus carpinterías a haces interiores para acentuar el hecho de que sean intervenciones posteriores. Son dos ojos modernos, vista y acceso. El segundo de estos huecos, un gran ventanal pivotante conecta mediante una terraza de perfilería metálica y tramex de modo directo con el jardín.
La suerte de un jardín histórico se trató con mimo y un proyecto integrador, utilizando una paleta de jabre y granito, y plantas autóctonas. Las dos terrazas de arriba son casi una reconstrucción del original, mientras en el jardín de abajo se traza un meandro incorporando árboles, pozo, y vistas existentes para crear un nuevo recorrido que se aleja de la austeridad y geometría de la casa para adentrarse a un mundo onírico, terminando en una piscina y pabellón.