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Arquitectos: Facundo S. López
- Área: 62 m²
- Año: 2022
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Fotografías:Luis Barandiarán
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El proyecto supone una exploración tecnológica a partir de materiales vegetales como la paja y la madera. Se ancla en la búsqueda de una construcción sustentable, rápida y de bajo presupuesto. Apela a tipos constructivos y espaciales que pueden rastrearse en la historia de la arquitectura vernácula, articulándose con materias y procesos constructivos contemporáneos.
Esta casa supuso un desafío dentro de la práctica del autor: pensar su casa propia. Fue, sin embargo, volver sobre un viejo ejercicio, atravesado en cada una de las casas que ha hecho para otras personas, de imaginar su espacio propio. El proyecto debe sintetizar veinte años de iniciación en el campo de la disciplina, una vara que a veces le parece demasiado alta.
El proyecto de la casa propia ha tenido formas, temáticas y materiales distintos a lo largo de esos veinte años. Estuvo en lotes boscosos, urbanos, montañosos, pero nunca en la llanura. Y el lote elegido, por obra y magia del azar y las posibilidades, es un campo que muy lentamente se convertirá en una zona suburbana de La Plata. Una esquina de 2.000 m2, entre una vía ferroviaria devorada por la vegetación, el alambrado de un predio aeroportuario, y un vacío de quintas y campos que la separa de las zonas más urbanizadas. En las primeras visitas al sitio, antes que las calles, la luz o el alambre, pacen vacas y trotan caballos, vuelan inambúes, lechucitas y teros.
Se dejan atrás ideas previas: un megarón criollo, una vivienda en palafitos como en Chiloé, un patio de naranjos o un intihuatana para las noches. Aparece, otra vez por azar, una cubierta muy liviana, que aprovecha una pequeña industria que florece en cualquier ciudad argentina: la de los quinchos de paja. Será una casa efímera, no pensada para durar eternamente. Esa finitud termina por liberar al arquitecto de pretensiones pretéritas. Se hará una casa tan solo para el presente.
Algunos maestros señalan el camino: un doble techo para estos climas cada vez menos templados. Debajo, una caja de madera, pensada desde la organización de los materiales que ofrece la industria y la economía de recursos, que aquí son particularmente escasos. La caja se desplaza un poco respecto de la cubierta de paja y en ese desfasaje se vuelve a una idea recurrente, ahora muy propicia en este llano: la galería del rancho.
El sistema de construcción es hereditario de arquitecturas que poco tienen que ver con el llano, pero que en el presente se hibridan a través de telarañas hipertextuales y libros con olor a viejo: es tanto el wood frame como la minka japonesa, o la fauna artificial de las pampas de Glenn Murcutt.
Una casa que sigue con una lógica ocurrida en algunas previas: una casa vegetal, íntegramente hecha en madera y fibras vegetales. Ya no una cueva, sino una cabaña, o quizás un bosque: el techo de paja brava posee una estructura con puntales de eucalipto tratado y largueros y tirantes de sauce, provenientes de la provincia de Entre Ríos. La caja de madera se apoya sobre patas de quebracho colorado chaqueño, recicladas de los viejos ferrocarriles. La estructura es de pino implantado, proveniente del nordeste argentino. La envolvente es de placas industrializadas de terciado fenólico, con chapas de eucalipto. El piso es de una variante más dura, el eucalipto rostrata.