El pabellón ganador del YAF_CONSTRUCTO 03 fue el proyecto "Habitar la sombra" diseñado por Ken Qiu Sun, Cristóbal Riffo Giampaoli y Sebastián Simonetti Grez. La obra se emplaza en Antofagasta, y se fundamenta en el desierto de Atacama y la relevancia del entorno, como de diversos acontecimientos sucedidos en la zona.
Habitar la sombra logra el equilibrio entre el contraste significativo con la estética del lugar, y la sinergía con la conceptualización del espacio, para luego desaparecer, demostrando la presencia y ausencia.
Descripción enviada por el equipo de Habitar la Sombra. La conceptualización del pabellón surge como una combinación de interrogantes relacionadas al lugar y al encargo. Por un lado, aparece la inquietud de obtener pistas para el diseño del proyecto desde el contexto, tanto físico como cultural, aunque por otro, se hace evidente la necesidad de diseñar un elemento efímero capaz de lograr cualidades espaciales que cautiven al visitante de manera universal.
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YAF_Constructo 2: El Pesar del Viento / Álvaro Parraguez + Beatriz HarrietEl desierto chileno es un contexto único en el mundo y cargado de significados culturales e históricos. Es un entorno comprendido por características contradictorias, hostil y árido, y a la vez, vasto y sobrecogedor. Adicionalmente, es escenario de actividades productivas extractivas que han levantado al país económicamente, es plataforma de investigaciones astronómicas reconocidas mundialmente y, además, es el trágico destino de los restos de detenidos desaparecidos de la dictadura militar. El desierto de Atacama es un mundo cargado de significados desde sus cielos a su subsuelo.
Entendido esto, en un ingenuo esfuerzo por sintetizar tales complejos temas en un concepto aplicable a un diseño arquitectónico, hemos querido explorar la idea de la sombra en sus múltiples significados. Sombra como cobijo esencial para habitar en el desierto, y a la vez, sombra como una presencia ausente, como un fantasma representante de la memoria contenida en el desierto y también como un guiño a la propia condición efímera del pabellón. En este sentido, el pabellón busca ser un elemento sintético que manifieste estos diversos tópicos como un objeto arquitectónico que albergue un espacio cautivador.
Desde la lejanía el pabellón se entiende como un elemento extranjero. Su forma basada en el círculo no se asemeja a ninguna edificación del parque, en un intento de generar contraste y a la vez reflexionar sobre la manera de diseñar en el desierto. Desde observatorios astronómicos a las construcciones de las salitreras, los seres humanos han diseñado en el desierto entendiéndolo como un lienzo en blanco, llevando sus propias ideas y sumando al imaginario estético desértico. Haciendo eco de las impresiones de Reyner Banham, al intentar entender por qué creyeron que estos diseños serían adecuados en este lugar, quizás podríamos comprender algo de su actitud frente al desierto.
Al acercarse, es posible ver la composición del pabellón. La estructura está compuesta por marcos compuestos de rollizos de madera revestida en cuerdas en el interior y el exterior en un patrón repetitivo y deliberado. Al ver con atención entre el entramado, es posible dilucidar el interior del pabellón, en el cual se ve un tercer plano de cuerdas flotante. La combinación entre las capas de cuerdas y la estructura producen un efecto visual que busca difuminar todos los elementos, con la intención de generar un objeto
fantasmagórico, dicotómico entre su presencia y su ausencia.
Los marcos estructurales son entendidos como una unidad simple con la capacidad de producir gran cantidad de formas a través de su repetición. Las uniones estructurales son elementos metálicos que buscan unificar la madera y darle una forma exenta de ángulos y esquinas, con el ánimo de contribuir a la suavidad que caracteriza a una sombra difusa.
Las sucesivas capas de cuerdas producen una densidad que le da volumen a la Sombra, pero a la vez permite permeabilidad. Al acceder al pabellón, el visitante se adentra en la piel de la Sombra, un recorrido definido por la forma de los marcos estructurales y la oscuridad lograda por las cuerdas negras. Luego, al atravesar su piel se encontrará en un espacio colorido claramente distinto al exterior, protegido del sol, pero no aislado de los elementos. Este interior se encuentra elevado respecto al terreno natural, gracias a una plataforma de madera unida a la geometría de los marcos estructurales y se encuentra cubierto por un volumen tridimensional hecho en base a cuerdas que contienen un óculo flotante. Directamente debajo del óculo se ubica un vacío en la plataforma que muestra el terreno natural, generando una conexión entre el suelo y el cielo del lugar.
Una sombra difusa se posa sobre el desierto, para desaparecer luego de haber completado su función. Un pabellón que busca existir en el intermedio de lo presente y lo ausente, trata de transportar al visitante a su interior sin aislarlo del exterior. En esencia, el pabellón representa a aquellas sombras del desierto chileno, e invita a refugiarse en su mundo interior.