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Arquitectos: Octavio Fujarte
- Área: 390 m²
- Año: 2022
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Fotografías:Carlos Berdejo Mandujano
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El silencio, puede mostrar diferentes matices sobre la existencia humana. con esa aura de escondite y su anhelo de hablar, nos invita a reflexionar sobre nuestra existencia, siendo el espacio la representación física del silencio, convirtiéndose en un testigo de nuestras experiencias y emociones. Hoy en día, estamos rodeados de un mundo digital cada vez más ruidoso y caótico, donde la realidad y lo virtual se entrelazan. Sin embargo, en este espacio particular, existe un refugio del bullicio y la agitación del entorno urbano. El silencio se convierte en un lugar de introspección y contemplación, permitiéndonos conectarnos con una dimensión más profunda de nuestra existencia.
El terreno de este proyecto, está ubicado en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. A pesar de su cercanía a una arteria de la ciudad, posee una peculiaridad. “Se percibía oculto, como si guardara historias para ser reveladas.” Como bien expresó Friedrich Nietzsche, "Cuando miras largo tiempo al abismo, el abismo también te mira a ti". Este lugar, nos sumerge a lo desconocido, enfrentar nuestras propias inquietudes y adentrarnos en el diálogo silencioso entre el espacio y nuestra alma.
Aunque inicialmente nació este proyecto como casas comerciales, va más allá de la mera estética. El lujo no se encuentra en los adornos, sino en la creación de espacios que nos permitan conectar con nuestra esencia. Así, se optó por generar tres casas individuales, proporcionando un ambiente más privado y seguro para los habitantes. El módulo de esta casa busca generar espacios diáfanos que fluyan en armonía con su entorno. Más que simples habitaciones, busca generar conexión entre (vacío-habitante), dando como resultado compactar circulaciones, instalaciones y espacios de almacenamientos.
Dándole prioridad a que la vida se desarrolle de diferentes maneras. Una ventana que se convierte en un elemento de contemplación, un muro que alberga el refugio, y este diálogo que nos permite habitar dentro y fuera de él. El comedor se adapta para convertirse en un lugar de trabajo o un espacio para reuniones sociales. Además, que el proyecto busca la introspección y el refugio ante un clima hostil, con una orientación al sur que maximiza el aprovechamiento de la ventilación proveniente del norte.
En definitiva, el silencio se convierte en un catalizador que trasciende las palabras y nos permite explorar los matices de nuestra existencia humana. Este proyecto arquitectónico nos invita a sumergirnos en el silencio existencial, encontrar el equilibrio de caos y la paz interior que tanto anhelamos en un mundo cada vez más ruidoso y agitado. Tal vez en ese instante se pueda afirmar que “Lo único que me llamó la atención desde el primer momento, fue su silencio.”