Como arquitectos a la hora de proyectar siempre vamos de general a particular. Pensando primero en un concepto o idea, una forma, una materialidad, una intención, luego se dibuja la planimetría general, plantas, cortes, elevaciones, luego detalles, escantillones, etc. En el proceso de obra es más o menos lo mismo, primero las fundaciones, luego muros, techumbre y terminaciones. En este último punto quisiera detenerme.
Como terminaciones podemos hablar de todo tipo de piel, revestimiento, cielo, pavimento, celosías, etc. Todo lo que le da el último acabado a las construcciones, son lo que finalmente veremos y viviremos, son los colores y texturas que nos cobijarán, que se inmiscuirán incluso en nuestro estado de ánimo, haciéndonos creer que un espacio puede ser más amplio o más pequeño, más oscuro o iluminado, incluso más calmo o inquieto. Entonces, estaríamos hablando de algo bastante importante ¿no creen?
Esta piel externa siempre está en pro del edificio, siendo una capa de protección, entendiendo las exigencias a las que se verá expuesto, resguardando la esencia estructural como una entidad sagrada. En el caso de los pavimentos interiores me parece que existe una estrecha relación entre uso e imagen, dónde el material entiende y se pone a disposición del edificio entregando un valor estético por excelencia.
Porque así como muchas veces Plataforma Arquitectura inspira a estudiantes y arquitectos en la etapa inicial de un proyecto también puede hacerlo en la última, acabados, revestimientos, texturas y colores.
En nuestro Catálogo de Productos también existe una serie de pisos disponibles, detallados desde su composición, uso, modo de instalación, hasta la gama de colores y texturas.
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