Descripción enviada por el equipo del proyecto. El terreno donde se emplaza esta casa, ubicada en el pueblo de Possanco, en Portugal, establece una zona de transición entre una nueva área urbana y otra de agricultura protegida. Una llanura extensa hacia el norte termina a lo lejos en una montaña, conformando un telón de fondo único.
Los propietarios encargaron una casa pequeña, que les permitiera disfrutar informalmente de los fines de semana al escapar del estrés cotidiano de la ciudad. Los arquitectos pensaron en una casa de techos asimétricos y de un aspecto muy limpio a través de su pintura de cal exterior, generando una figura casi abstracta.
La primera restricción relevante fue la forma triangular del terreno que, al aplicar el distanciamiento legal, no permitió demasiadas alternativas formales. La concepción de la casa tuvo que enfrentar además una paradoja: las vistas más interesantes están al norte y no al sur, donde las ventanas debían disponerse para buscar la luz natural. Al sur está la calle, el tráfico y los transeúntes, todo lo que los dueños de casa buscaban evitar.
Estos dos aspectos terminaron siendo las claves del proyecto y se resolvieron en base al elemento del patio. La altura máxima permitida por el plan regulador se desarrolla en la parte posterior, hacia el norte y la altura mínima en el muro frontal, hacia la calle. Con el fin de recibir la luz natural hacia el sur, se introdujeron cuatro patios: uno central, uno en la sala de estar, uno en los servicios y uno cerca de la habitación de los niños.
La totalidad del volumen es blanco, incluido el techo, donde los patios aparecen como excavaciones, dándole un carácter único a la casa. Su repertorio finalmente es: el volúmen blanco, el juego de luz y sombra, el grosor y la textura.
En el interior, y al centro de la sala de estar, la cocina-isla toma el papel antiguo del fuego como una pieza central de la casa, alrededor del que todos los demás recintos se van desplegando.