- Área: 850 m²
- Año: 2010
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Fotografías:Alessandra Bello
Descripción enviada por el equipo del proyecto. La ciudad de Ranica, en la provincia de Bérgamo, Italia, inauguró hace algunos meses su nuevo Centro Cultural. El proyecto, diseñado por el estudio de DAP y Paola Giaconia, es el resultado de un concurso lanzado por la Municipalidad de Ranica en 2005, para entregarle a la ciudad un nuevo espacio para su vida cultural y social.
El centro cultural se completó en menos de dos años de construcción y es un nuevo faro cultural y urbanístico en el territorio, sentando las bases para una organización urbana alternativa. Gracias a este nuevo edificio, la ciudad medieval es capaz de revitalizar su tejido urbano histórico abriéndose a un centro neurálgico nuevo.
En su búsqueda del enriquecimiento cultural, la institución juega un papel fundamental en la definición de los espacios para la comunidad. "El Centro Cultural se concibe como un nuevo catalizador de la vida urbana. No sólo es la construcción de un laboratorio para la educación y la información, también se convierte en una nueva "plaza" donde la gente puede encontrarse y donde los ciudadanos pueden reforzar su sentido de pertenencia a su territorio ", explican los arquitectos.
El edificio, situado entre el núcleo histórico de la ciudad y un área de crecimiento urbano, es la "bisagra" física de la estructura urbana resultante. Con una imagen basada en suaves matices de color, que lo destacan de a los edificios circundantes, el Centro Cultural hace guiños al brillo plateado de las montañas cercanas y a los tonos cálidos de la madrugada o al atardecer.
La "piazza" ha sido definida a lo largo de la historia por los límites físicos y visuales de los edificios que lo rodean, en este proyecto se intentó borrar la distinción clara entre el lleno y el vacío: "Abrimos el edificio a la ciudad y este le da la bienvenida a los flujos peatonales hasta su mismo corazón".
El edificio - que alberga una biblioteca pública, un auditorio, un jardín infantil y una escuela de danza y teatro - se compone de dos volúmenes, uno encima del otro, en torno a un patio interior que captura la luz natural y atraer a los peatones. El edificio contiene además una nueva "plaza", un nuevo punto de encuentro para los ciudadanos. En este sentido, el proyecto busca repensar el suelo; a partir del nivel de la calle, el edificio establece nuevos vínculos con la ciudad y hace sentir su presencia a medida que sube dos niveles por sobre este nivel.
Se mantiene la armonía con el paisaje circundante, que inspiró su diseño, a través de líneas predominantemente horizontales en los planos del suelo y el techo de cada volumen. El volumen más bajo es transparente, revelando a los transeúntes las actividades en el interior, aumentando su curiosidad. El volumen superior, en cambio, se convierte en una señal urbana. Su brillo transparente en policarbonato con tintes vibrantes permiten que las siluetas de la gente se vean aguadas a través de la fachada de colores.
Los interiores son blancos y sobrios, revelando la complejidad de los espacios y las actividades que tienen lugar en ellos de forma muy dinámica. Los arquitectos explican: "En el espacio de doble altura de la biblioteca, las diversas áreas funcionales aparecen como volúmenes independientes, conectados por medio de pasarelas elevadas y visuales vinculados con el patio central."
Los espacios interiores se convierten en una representación animada de una escena urbana, conectando los diferentes "lugares" por una red de caminos para poder circular o disfrutar de momentos de pausa y encuentro.
