Edificaciones Ineficientes

Por Roberto J. Stenieri, Arquitecto.

Vamos a reflexionar sobre la ineficiencia en edificaciones, comenzaremos preguntándonos ¿Por qué con el barril de petróleo llegando a USD 112, el calentamiento global y la contaminación ambiental creciente, se sigue construyendo de esta manera? Actualmente se considera ineficiente una edificación que consume mucha energía, agua, saneamiento y mantenimiento.

El automóvil es un ejemplo de belleza y eficiencia, su forma exterior se diseña de acuerdo a condiciones aerodinámicas y racionales, con motores cada vez más eficientes y hasta dobles, llegando entonces a estupendos ejemplos como la Ferrari, etc. Pero a nadie se le ocurriría diseñar automóviles o aviones atendiendo sólo a consideraciones estéticas, como vemos muchas veces en proyectos arquitectónicos los cuales son el resultado del deseo del cliente: “quiero una casa estilo xxxx” o de las preferencias formales del arquitecto , dando como resultado un proyecto “lindo” pero ineficiente. Son de plena vigencia las palabras de Adolf Loos : “ornamento es delito”. Si el arquitecto no quiere ser sólo un decorador de exteriores deberá asumir su responsabilidad para con la sociedad y el planeta.

Lo que se requiere es un gran cambio cultural para hacer algo con el consumismo desenfrenado que existe hoy, además de pensar en otras formas de producción; en lo atinente a nuestra labor de arquitectos estamos hablando de la producción de edificaciones. En esta producción, todas las edificaciones tendrán su impacto en el medio ambiente, el cual perdurará por varias décadas, pues la mayoría de los materiales de construcción se fabrican a costa de grandes cantidades de energía -por eso la importancia de usar materiales reciclados- y emisiones de dióxido de carbono CO2.

Hoy es común que se piense básicamente en reducir los costos de construcción, sin preocuparse si el edificio consumirá muchos recursos naturales, si generará emisiones de CO2 y residuos e incluso a veces se incorporan alegremente nuevos materiales sin saber su toxicidad futura.

Cuando hablamos de una sociedad sustentable estamos hablando de reducir el impacto de nuestra acción sobre el medio ambiente, o sea de la sociedad que es capaz de proporcionar bienestar a su población, interactuando con ese medio ambiente sin hipotecar la vida de las futuras generaciones.

Un caso de la vida real: fui llamado a hacer una pericia técnica en una casa que gastaba 1.300 m3 de gas mensuales en calefacción. Esta casa tiene una planta no compacta -adecuada a un clima tropical- y grandes superficies vidriadas, entre ellas destaco 2 enormes de 3,00 x 2,05 m orientadas al sur, estoy hablando de aberturas comunes no de doble vidrio hermético DVH ; también otros vidriados -mayores aún- orientados al norte sin ningún tipo de protección solar.

Según el Eng. L. H. Ceotto considerando una vida útil de 50 años de una edificación, en la etapa de proyecto el arquitecto tiene 80 % de posibilidades de intervenir con éxito procurando la eficiencia. En la etapa de construcción las posibilidades son sólo de 15 %, mientras que en la etapa de uso y mantenimiento bajan a 5 %. Pensando en este 5 %, claro que son excelentes medidas por ejemplo cambiar las lámparas comunes por otras de bajo consumo, o substituir las aberturas comunes por DVH, o si es posible también colocar más aislación térmica, etc., pero es más productivo apuntar al 80 %.

El proceso comienza por adoptar una volumetría y una planta acordes al clima del lugar, orientar correctamente los ambientes según las necesidades térmicas y de luz natural, racionalizar el uso de la energía pero también incorporar energías renovables, el consumo responsable del agua y su reaprovechamiento, uso de materiales locales y de materiales reciclados, minimizar el mantenimiento, proponerse aumentar la durabilidad de la edificación, prever su posible modificación adaptándola a otro destino, el reúso de sus materiales al fin de su vida útil.

Estas estrategias privilegiarán unas formas sobre otras, podemos tener entonces belleza y eficiencia juntas, como en el ejemplo del automóvil. Finalmente, parafraseando a Sullivan podríamos decir que “la forma sigue a la eficiencia”.

Agradecimientos a Roberto J. Stenieri por enviarnos este artículo. La fotografía corresponde a Neil 101

Sobre este autor/a
Cita: David Assael. "Edificaciones Ineficientes" 29 jun 2008. ArchDaily México. Accedido el . <https://www.archdaily.mx/mx/02-8630/edificaciones-ineficientes> ISSN 0719-8914

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