- Año: 2010
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Fotografías:Luis Gordoa
Situado en el Bajío, graneros de México, este proyecto es una extensión del Instituto de estudios de Agricultura. La ubicación y la geología del sitio, un campo vacío con una fisura profunda, dio lugar a la metáfora que define la forma del edificio: una línea divide el programa en la mitad, con los laboratorios en un lado y los espacios administrativos y auditorios en el otro, y a la vez demarca las áreas públicas. Esta fisura construida forma un íntimo espacio cívico que conecta los diferentes programas.
El proyecto se encuentra en una topografía artificial construida, un nuevo terreno que manifiesta la naturaleza del trabajo dentro de la institución. Los laboratorios se hunden en el terreno, haciéndose evidentes por una serie de terrazas que modulan la transición entre interior y exterior, laboratorios y campo.
Espacios recortados en el paisaje crean patios protegidos que entregan luz al interior. Los laboratorios proveen espacios privados y aislados para la investigación y también ambientes controlados y protegidos para pruebas y testeos. En contraste, las áreas administrativas y auditorios reafirman la presencia de la técnica y lo social.
La transparencia y la precisión de la fachada lleva el paisaje hacia el interior, y el contraste entre la estructura y los alrededores es un recordatorio inflexible del rol de la ingeniería y la alta tecnología en el estudio de la genómica.
El efecto camuflado del proyecto integra el edificio con el terreno; al mismo tiempo genera intriga de lo que sucede en el interior.