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Arquitectos: Rozas, De Simone, Torres, Agosin, Silva, Muñoz, UMWELT
- Área: 550 m²
- Año: 2010
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El Cementerio General, ubicado en la comuna de Recoleta, es el principal cementerio de la ciudad de Santiago de Chile y como tantos otros, replica las características de la urbe que lo acoge. Su amplio acceso barroco por Avenida La Paz se abre sobre una zona declarada patrimonio histórico donde se resguardan los restos de gran parte de los protagonistas de la historia chilena. Compuestos por una heterogénea sumatoria de obras simbólicas -de su tiempo, cultura y propietarios- los patios históricos del Cementerio General además cuentan con una excepcional dotación de elementos de urbanización, como amplias veredas, caminos peatonales, elementos ornamentales, árboles, señalética y luminaria. Avanzando hacia el norte por su avenida principal -O’Higgins-, esta situación se va diluyendo progresivamente, para terminar en una mínima delimitación de calles en el extremo norte del cementerio, donde se ubica el Patio 29. Esta zona, destinada a personas de menores recursos, se caracteriza por un paisaje modesto y horizontal, en oposición al verticalismo monumental republicano del acceso principal. Aquí, aún domina la naturaleza, con marcados cambios estacionales y una urbanización incipiente que se reduce a calles pavimentadas y acequias. Durante la dictadura militar, este lugar fue testigo del ocultamiento de cuerpos de víctimas de la represión del Estado. Sin embargo, el Patio 29 se convirtió también en uno de los primeros lugares de resistencia en contra del régimen, gracias a su condición de espacio público resguardado.
Enmarcado entre las calles O’Higgins, México y Los Maitenes, el Patio 29 no presenta grandes diferencias con los patios que lo rodean. Está caracterizado por la ausencia de intervención, primero por una orden judicial y luego a causa de su declaratoria como Monumento Histórico el 10 de julio de 2006. Es por esta razón, que el proyecto se planteó como primera directriz proteger su condición original de abandono al mismo tiempo de enmarcar, diferenciar y destacar al Patio 29 de su entorno. La estrategia fue operar a través de un medido contraste con el contexto inmediato. Formando una gran “L” que bordea al monumento por el oriente y el norte, el memorial se configura como una plataforma que constituye la única intervención material proyectada. Es así como se decidió no intervenir dentro del polígono del Patio la expresividad material de este, contrastándola desde la perspectiva del marco, tomando así ventaja de su propia elocuencia simbólica. El Patio 29 no es ajeno al paso del tiempo, envejece, y se deteriora. La obra en cambio, aspira a poseer una durabilidad superior al estándar. El memorial postula a ser eterno, no se opone al envejecimiento del Patio 29 ya que lo considera un valor, y se ofrece como marco, escenario y testigo del paso del tiempo.
La plataforma que bordea al Patio 29 está compuesta por 3 configuraciones; comienza en la arista sur-oriente del polígono del monumento histórico, avanza siempre de manera horizontal desde el punto más alto del sitio, hasta configurar la esquina nor-oriente del memorial, allí toma dirección hacia el poniente y se ensancha ocupando el ángulo completo del terreno disponible. Debido a la inclinación natural del terreno, la plataforma horizontal emerge progresivamente del Patio. Al toparse con el límite poniente de la zona protegida, la plataforma quiebra su nivel para bajar en forma de escalera a la tercera parte del memorial. Este último tramo se extiende hasta la zona del nicho que albergaba originalmente la tumba de Víctor Jara y que conserva los restos de Sergio Ortega. Esta muralla de nichos que compone el límite norte del cementerio, que no sólo conservó la tumba de Jara, sino también de Pablo Neruda y todavía hoy la de Miguel Enríquez, entre otros. Esta plaza está dotada de 5 elementos sonoros, que emiten sonidos al ser manipuladas por los usuarios.
En su lado más angosto, en el sentido norte-sur, el memorial es una simple pasarela, en el sentido oriente-poniente en cambio gana en amplitud y se convierte en escenario, zócalo y tribuna hacia el patio. Hacia el lado norte, el memorial se transforma en una gran escalera que por la disposición de las piezas se convierte en lugar de detenimiento, circulación y anfiteatro. Enfrentando el Patio 29 hacia el sur, el zócalo se corta verticalmente, permitiendo dos tipos de aproximación al monumento; los asientos que permiten crear un espacio de reflexión y descanso; y los vacíos dispuestos para dar lugar a las ofrendas, flores, velas y fotografías que dejan los deudos en el lugar. Finalmente, la plaza de elementos sonoros, es el único lugar que mantiene el nivel de terreno natural y constituye el espacio lúdico del memorial. Sus esculturas y bancas lo convierten en un lugar de acción de los usuarios, tanto en relación a la música como a potenciales actividades culturales.
El memorial completo está compuesto por 3032 piezas de hormigón prefabricado, diseñadas especialmente para la obra. De 78cm por 28cm y 15cm de alto, el elemento fue modelado digitalmente, tallado desde una base de madera con una fresa CNC y trasladado luego a moldes de fibra de vidrio. Todas las piezas son iguales, paralelas en sus lados largos y angulares en su ancho. Los ángulos de la pieza corresponden a una solución geométrica que permite hacerlos calzar con los ángulos del perímetro del sitio, que coincide con la zona declarada monumento histórico. Su superficie se compone como una malla faceteada, que en la sumatoria del plano horizontal del memorial, se asemeja a un océano levemente agitado. La característica más importante que consigue la pieza de hormigón es su brillo, a través de las innovaciones en su proceso de producción. Estas piezas, dispuestas vertical u horizontalmente, constituyen tanto superficie, como muro, escalón y asiento del memorial. Los bloques de hormigón se disponen en su largo en el sentido norte-sur del Patio, de esta forma al ensancharse la plataforma para seguir el ángulo del terreno, se producen intersticios entre las piezas. Estos vacíos constituyen los “espacios blandos” dentro del memorial. Rellenos de pasto, mortero, mármol o granito, estos residuos permiten ser inscritos y modificados a través del tiempo. Poemas, epígrafes, declaraciones y explicaciones de cuatro Agrupaciones de Derechos Humanos involucradas en el proceso de creación del memorial, se pueden leer hoy sobre su superficie.
El memorial es un zócalo monumental, y al mismo tiempo una simple vereda urbanizada con una calidad material que la diferencia de su entorno, construida con una única pieza. De las 3032 piezas que componen el memorial, se desprenden como esporas algunas de ellas para incrustarse en distintos lugares del Cementerio General. Estas esporas anuncian la presencia del memorial en el extremo norte del cementerio y a su vez son parte constituyente de la obra. Su singularidad las convierte en embajadoras del Patio 29 en distintos sitios del cementerio, en los accesos, junto a lugares representativos y en anónimos cruces de circulaciones de la estructura vial de la necrópolis. Al mismo tiempo estas piezas embajadoras pueden ser utilizadas para marcar sitios de memoria fuera del Cementerio General.