Arquitectos: Daniele Claudio Taddei Ubicación: Brissago, Suiza Cliente: Daniel B. Milnor, Stefan Lüttecke, Zürich Fotografías: Bruno Helbling
La Casa Larga se sostiene como un monolito en el medio de una viña Ticinesa, sobresaliendo por encima del lago Maggiore. Luego de un paseo a través de la aldea de Incella, más allá de los estrechos callejones medievales, la vista se expande para revelar una vista sobrecogedora. Desde lo pintoresco, la populosa llanura de Magadino hacia el norte, los ojos pasean lejos hacia el lago hacia Italia en el sur y el resto hacia las cadena montañosa de Gambarogno a través del lago. La casa parece flotar sobre la montaña en el medio de este fantástico paisaje. A pesar de su ubicación en el extremo de una aldea, el edificio compacto se ajusta a su entorno de una manera natural. Su estructura elegante, que tiene la reminiscencia de los edificios agrícolas comúnmente encontrados en el área, no es un estilo exterior. La división tradicional de un volumen ha sido respetada y libremente re-interpretada.
Los visitantes llegan al edificio desde la parte más baja – su situación sobre la pendiente hace que parezca más alto y grande. Doscientos años de viñedos aterrazados se han dejado sin tocar durante la construcción. A pesar de su tamaño, la Casa larga parece tener poco peso en este ambiente sólido. Esta percepción se intensifica al entrar al edificio. La escalera iluminada por luz natural conecta todos los pisos con una construcción flotante de madera. El edificio es accesible desde el piso subterráneo y alcanza cuatro pisos en un look de torre. Las líneas verticales dominan el motivo del edificio, el que también hace eco en la ubicación rítmica de las ventanas.
El principio de abertura determinó la división del espacio. En el piso más alto, la cocina abierta se transforma en un espacioso sector de estar que fluye hacia afuera sobre la terraza que enfrenta el sur. La cocina y el área de estar son los lugares de encuentro principales dentro de la casa, en los cuales la vida social del hogar tiene lugar. Las tres generosas ventanas se abren para tener una vista del lago y los alrededores. Al acceder al balcón con vistas estrechas hacia el oeste se puede abrir completamente el paño de más de 3 metros de ancho. El aire caliente generado por la chimenea es llevado afuera de la fachada para evitar sobrecargar visualmente el espacio interior.
El estudio sobre más de cinco metros de altura, mira por sobre los dos pisos inferiores. El dueño de la casa – un artista – tomó su inspiración para este trabajo de las vistas impresionantes que pueden ser también apreciadas desde su habitación. También se puede acceder al jardín desde aquí. La galería, que puede ser utilizada como habitación de visitas, da un acento especial. Existen habitaciones tradicionales y baños en ambos pisos en la parte sur de la casa.
Los paneles prefabricados y completamente terminados fueron transportados a través de los Alpes. Las ventanas llegaron integradas a los paneles como se requería, y las superficies estaban pre-tratadas. La vivienda fue levantada sobre sus fundaciones en el terreno tan solo en tres días. Esto fue posible sólo gracias a la utilización de un helicóptero.
La carencia de una conexión con la calle se convierte en una gran ventaja para el espacio del artista. Alejado de cualquier ruido de la calle, la Casa Larga entrega a sus visitantes un quiebre creativo rodeado de belleza natural, paz y tranquilidad. Las franjas verticales de madera en la fachada están bien adaptadas al entorno. La madera de alerce envejece hacia tonos oscuros y muestra calma y dignidad que refleja las estructuras típicas del área. Luz, aire y paisaje se juntan en perfecta armonía.