- Área: 304 m²
- Año: 2008
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Fotografías:Thomas Benz, Rathschek Schiefer
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Quien alguna vez ha visitado las periferias de una ciudad alemana sabe lo a lo que nos referimos cuando se habla de la “típica casa alemana”. Son casas de colores claros, con techo a dos aguas y ventanas de PVC y existen en todos los tamaños y proporciones imaginables. Junto a una iglesia y una estación de tren forma un “típico pueblo periférico alemán”.
Fue en uno de estos pueblos, ubicado en las afueras de Múnich, que construir y habitar respetando lo tradicional de una manera sensata, pero a la vez marcar un estilo individual e contemporáneo fueron los objetivos planteados para su casa por una familia compuesta por un matrimonio con una hija.
La obra se tenía que situar en el lugar ocupado por los restos de una granja sobre un terreno de 2000 m² definido por una suave pendiente y excelente vista sobre el pueblo. Las estrictas normas urbanas que sólo permitían una construcción con techo a dos aguas contrastaban con el deseo de individualidad del cliente. Además, para evitar el rechazo de la obra por parte de los vecinos, se quería evitar la alteración de las vistas de las casas existentes sobre el valle. El proyecto se tomó como una oportunidad de reinterpretar el lenguaje tradicional apuntando a un resultado que además de innovador y funcional, pusiese nuevos términos en la construcción con materiales reciclables y utilización de soluciones energéticas contemporáneas.
Para la casa se optó por una geometría sencilla a partir de la combinación de dos volúmenes macizos que permitieran no solo mantener, si no mejorar las vistas sobre el valle de las casas vecinas.
El blanco acompaña la tranquilidad de los espacios para dormir y descansar. El volumen que contiene los espacios de compartir se caracterizó a través de fachadas y techo de piedra pizarra. Junto a la empresa Rathscheck Schiefer se puso especial énfasis en desarrollar las capacidades para la construcción de este material, poniendo cuidado en la solución de los detalles de esquina. Integrando el techo a dos aguas que exigían las normas de urbanismo, así como adaptándose a la pendiente a través de un desfase, se logró un volumen que evoca un monolito moderno cubierto por un material de más de 400 Millones de años de antigüedad cuyo brillo sedoso logra la integración perfecta de la obra en su entorno.
El uso de materiales reciclables y la inclusión de conceptos para el ahorro energético forman parte integral de este encargo. Se optó por una estructura de madera con aislamientos de lino, celulosa y paneles de carpintería y se logró un coeficiente de conductividad térmica de 0,14 W/m²K como valor promedio de todas las fachadas. Una instalación geotérmica de 5 sondas a 35 metros de profundidad junto a una bomba de calor, hacen provecho del calor generado o almacenado en la tierra para la calefacción de la casa. Los grandes ventanales ubicados en la fachada sur permiten un máximo uso de luz natural, mientras que la altura de hasta 4 metros lograda por el desfase aprovecha las corrientes que suben por la pendiente para la ventilación de los interiores en verano.
El consumo de energía total de la casa se encuentra un 65% por debajo de los valores permitidos por las normas de Energía Alemanas (ENEV). Este logro permitió que la casa formara parte del tour “arquitectura sustentable” organizado por la cámara de arquitectura de Baviera durante el año 2009. Para redondear el concepto ecológico de la obra, se pretende en una segunda fase agregar paneles fotovoltaicos y recolectores de agua lluvia.