Al igual que el año pasado, fuimos invitados a la ceremonia del Premio Pritzker.
En esta ocasión los laureados fueron los japoneses de SANAA, en una ceremonia que se realizó en Ellis Island, Nueva York. Nuestra corresponsal Karen Cilento nos cuenta los pormenores del evento (junto a fotos exclusivas), donde compartió junto a arquitectos como Renzo Piano, Frank Ghery, Williams + Tsien, Alejandro Aravena, Thom Mayne y Rafael Moneo:
Premiados con la máxima distinción que puede recibir un arquitecto, los nuevos laureados fueron constantemente alabados durante la velada por su capacidad de enseñarnos que lo que no está presente puede ser tan importante como lo que sí lo está.
Con la presencia de arquitectos que han recibido la distinción en años anteriores, como Renzo Piano, Frank Gehry, Thom Mayne, Richard Meier, Jean Nouvel, y Rafael Moneo, el director del jurado Lord Palumbo comentó sobre la manera de trabajar de SANAA; un intenso proceso de diseño colaborativo que se balancea entre estas dos mentes, en la cual es imposible distinguir quien es el responsable de cada decisión arquitectónica en sus proyectos.
Si bien ambos comparten filosofías similares en cuanto a luz, forma y espacio, sus diferencias crean un “sinfín de posibilidades”. Sejima explicó que dentro de SANAA hay actualmente tres oficinas: cada uno (Kazuyo y Ryue) con su propia oficina, las que se unen para discutir y criticar sus trabajos bajo el nombre de SANAA. Mientras algunos critican este proceso por ser poco eficiente y confuso, Sejima argumenta, con una risa, que esta organización simplemente refleja el como les gusta trabajar.
Durante los últimos 15 años, Sejima y Nishizawa han creado proyectos que ofrecen a los habitantes una experiencia ligada al entorno. El equipo es conocido por estar constantemente tirando ideas que luego son revisadas, descartadas o vueltas a desarrollar para llegar a nuevas aproximaciones. El trabajo de SANAA por lo general se posa ligeramente sobre el suelo, en lo que parece ser “una mágica paradoja en donde nada parece suceder, mientras está todo pasando”.
Durante la ceremonia, Sejima y Nishizawa fueron muy amables y a la vez considerados, agradeciendo a todas las personas que han influido en su proceso de diseño. El dúo explicó que recibir el Pritzker les da aliente e inspiración para continuar su búsqueda de soluciones innovadoras en la arquitectura.
Como consejo a las generaciones más jóvenes de arquitectos, algo simple pero significativo: “práctica y continuidad”.
Estamos seguros que SANAA seguirá sus propios dichos y continuarán haciendo lo que mejor hacen.
- Karen Cilento