- Área: 234 m²
- Año: 2006
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Fotografías:Raed Gindeya
1.1 Programa y condicionamientos previos
Un jardín, una cliente sin miedos. Se pide una vivienda que pueda ser centro espiritual y espacio de silencio. La espiritualidad debe venir de la naturaleza misma: se busca una arquitectura que se inserte en la naturaleza sin competir con ella, que se abra al clima templado y a la visión cercana del volcán Ilaló.
1.2 Partido arquitectónico
Macetas portantes.
El proyecto se genera desde una sola pieza prefabricada de hormigón, que puede situarse en el montaje en cuatro posiciones y que resuelve estructura, cerramiento, mobiliario, escaleras, incluso una fachada jardín que es el origen del proyecto. Por fuera es una retícula neutra que se camufla de valla o de seto. Al interior, cada muro es distinto y se ajusta a sus necesidades de escala, función, posición, etc.
Sin abandonar un rigor y simplicidad extremas, el montaje permite la variabilidad y la adaptación a las singularidades del proyecto. Orden y desorden son compatibles dentro de un mismo sistema.
1.3 Entorno
La arquitectura se subordina al jardín donde se inserta. Hacia fuera es un tejido, un cerramiento, un seto construido por apilamiento de macetas. Hacia dentro el muro es un tamiz que filtra la naturaleza. Si el exterior es cerrado y oculta su escala, el interior se abre y se dilata hacia las vistas. La arquitectura amolda su forma a la del terreno, quebrándose con el fuerte desnivel, esquivando los árboles o incorporándolos al edificio: los jardines son cuartos de la casa. La pendiente del terreno y las grandes cristaleras introducen el paisaje al interior de la vivienda.
Los intersticios entre prefabricados convierten al muro en filtro de vegetación y de luz, las rendijas se dejan abiertas en algunos puntos y se cierran en otros con acrílico transparente o translucido y con tiras de madera. Estas mismas rendijas al interior son soporte de piezas de madera que se convierten estanterías, asientos, mesas y escalones.
En el piso superior el mirador abierto se despoja de cualquier elemento secundario, permitiendo el paso del aire y la luz, encuadrando las vistas de las montañas lejanas, concentrándose en su papel de relacionar al usuario con su entorno.
1.4 Construcción
Sobre una plataforma de hormigón que sirve como cimentación superficial se levanta el sistema de prefabricados. Las piezas se prefabrican en el suelo con encofrados metálicos y se colocan en la obra insertándolas en varillas de acero ancladas con pegamento epóxico a la plataforma. Estas varillas y los elementos de traba entre las piezas generan una estructura apretada de pequeñas columnas y dinteles, muy apropiada a la sismicidad de la zona.
La casa prescinde lo posible de acabados. La losa de cimentación se funde con pigmento negro y endurecedor para que se convierta en el piso terminado final. Los prefabricados de hormigón quedan vistos tanto al exterior como al interior, suavizando su dureza la madera roja, y el verde de los vierteaguas de cobre oxidado y de la vegetación siempre presente.
1.5 La bendición del bajo presupuesto
Al ser preguntada la escritora norteamericana Joan Didion sobre su ideal de estilo, responde: economía, sencillez y claridad. Aquí la limitación económica nos conduce felizmente en esa dirección. Despojar de lo accesorio, buscar la intensidad por reducción, simplificar los procesos constructivos. Trabajar con la luz, la naturaleza, el clima templado, los materiales disponibles de forma directa. Pocos materiales, claridad para su empleo.
Austeridad liberadora, que permita el goce, lo sensorial, la conexión con la naturaleza.
Arquitectura de síntesis, que se sostenga en un número reducido de leyes propias. Una sola pieza, una sola acción constructiva de apilar. Una arquitectura diluida en la naturaleza, que hacia el exterior es prolongación vertical del jardín y hacia el interior es mobiliario. Un muro en el que convergen el entorno y el usuario.