Central Energía es una página chilena de información, discusión y opinión sobre el desarrollo energético en Chile. En sus propias palabras: “Ante la amenaza en ciernes del cambio climático y enfrentados a escenarios de precios inimaginables antes del siglo XXI, de la capacidad humana de resolver estos desafíos depende, como pocos ejemplos existen en la historia, la posibilidad de seguir adelante con nuestra idea de progreso. Posiblemente, en el futuro mirarán esta época de la historia como el periodo en que se resolvieron los más acuciantes dilemas energéticos… o como la época en que fallamos en hacerlo. Ante esta singular encrucijada, Central Energía surge como un portal de información y opinión del desarrollo energético en Chile. Pocos países tienen tantas alternativas de desarrollo inexploradas como Chile, por lo que pocos tienen tantos temas que zanjar”
Publicamos este artículo a petición de uno de sus editores, que pone en discusión los estándares de construcción de viviendas, en la urgencia de la reconstrucción.
por Joaquín Barañao
La respuesta común al frío es calentar. La respuesta común al calor es enfriar. Sin embargo, en casi todos lo casos resulta mucho más barato y beneficioso para el medio ambiente invertir en aislación en lugar de calefacción y aire acondicionado. Este criterio básico, a mi juicio insuficientemente aplicado en Chile, es especialmente relevante de tener en cuenta cuando el país se apronta a iniciar la mayor reconstrucción de su historia, y en una zona cuyos inviernos son lo suficientemente fríos como para requerir un grado significativo de climatización.
La imagen siguiente muestra una termografía invernal de una passivhaus, diseñada para minimizar la transferencia de calor con el ambiente que la rodea, y la compara con una casa tradicional alemana (a la izquierda, detrás del árbol). Los colores oscuros indican una menor temperatura (i.e.: una menor tasa de transferencia de calor con el ambiente), y a la inversa los colores claros. Se observa con claridad que el potencial de ahorro en calefacción y aire acondicionado es enorme.
Por supuesto, existe un grado de urgencia tal que no podemos pretender construir este tipo de viviendas en forma masiva, pero la imagen es elocuente para efectos de mostrar las enorme potencial de ahorro que es tecnológicamente posible de alcanzar.
A diferencia de muchas otras opciones tecnológicas que permiten una mayor eficiencia, los elementos básicos de la aislación térmica pertenece a la categoría de medidas que, para la mayor parte de los escenarios comunes de temperatura y tasa de descuento, se pagan en términos privados. De hecho, se ha estimado (Vettenfall, 2007) que la manera más costo-efectiva de reducir una tonelada de carbono equivalente es a través de la aislación de viviendas. Como se muestra en la imagen siguiente, que indica los costos estimados a 2030 de reducir las emisiones de CO2 equivalente, las tres medidas más costo-efectivas están asociadas a aislación de viviendas. Aún cuando en la zona del terremoto buena parte de la calefacción proviene de un ciclo cerrado de carbono (leña) el uso de los combustibles fósiles es muy relevante en zonas urbanas. Si bien lo que aquí nos ocupa es el ahorro de energía y no el cambio climático, este estudio nos permite inferir que la manera más barata de reducir el consumo de energía suele ser también a través de la aislación.
Por cierto, los beneficios no se reducen al ahorro monetario de energía y a la mitigación de gases de efecto invernadero, sino que se deben sumar los cuantiosos beneficios esperados en términos de contaminación atmosférica local. Para ciudades como Concepción o Rancagua (ver índices de calidad del aire online), con altísimos índices de material particulado, el potencial beneficio para la población es sustantivo, pues buena aislación permite reducir al mínimo la quema de leña. Evidencia médica reciente ha demostrado que el material particulado crónico tiene un efecto tanto o más significativo en la salud de las personas, constatando incluso una pérdida de 7 meses de esperanza de vida por cada 10 microgramos adicionales de material particulado fino (Pope et al).
Por supuesto, en Chile ya se ha avanzado bastante en esta materia. No estoy proponiendo algo que no esté en la mira del Ministerio de Vivienda hace muchos años. El Instituto Nacional de Normalización ha publicado 25 normas sobre la materia (destaca la NCh1079.Of2008 ). Sin embargo, la reconstrucción post terremoto representa una oportunidad para prestar especial atención a la forma de reconstruir, pensar en mecanismos de cofinanciamiento para mejorar la aislación de las viviendas que se levantarán.