Arquitectos: Elena Orte y Guillermo Sevillano (SUMA)
Ubicación: c/ Fernández Caro, 35, Madrid, España
Cliente: Encargo privado 2011
Fecha: 2013-
Construcción: Diezma Rosell Construcciones s.l.
Estructura: SANDO-COMEUT
Créditos fotográficos: Jesús Granada
Apartamentos PLAY-TIME es un proyecto de siete unidades para alquiler de corta duración en Ciudad Lineal, Madrid. El promotor eligió el lugar porque buscaba un oasis en medio de la ciudad. Como arquitectos, propusimos intensificar esa condición.
El movimiento de la edificación permite dotar a cada vivienda de su propia terraza y la solución constructiva proporciona a cada una su propio jardín perimetral.
Las viviendas, dos por planta, se montan sobre un núcleo vertical -con ascensor e instalaciones- de forma independiente, de modo que pueden orientarse libremente, limitadas únicamente por las condiciones urbanas y la escalera que trepa en espiral por el perímetro, a la que dan la espalda.
El resultado son siete cabañas en un árbol, rodeadas por más de cuarenta especies distintas de plantas trepadoras, elegidas según la orientación, sean perennes o caducifolias, su color de hojas y frutos, período de floración, olores y texturas. De este modo el tapiz vegetal proporciona las prestaciones arquitectónicas fundamentales de la envolvente (control solar e higrotérmico, de visión e intimidad), así como todo un catálogo de experiencias sensoriales.
El edificio recoge así aspiraciones del promotor y obsesiones disciplinares (el jardín vertical, la organización en espiral, la subversión tipológica, la forma aparentemente libre de la envolvente) pero lo hace de tal modo que tuvimos que aprender todo sobre la marcha y nos parece que no podríamos prescindir de ninguno de los elementos sin renunciar al proyecto al completo.
Colaboradores (SUMA): Bárbara Rodríguez, arquitecta, Luis Quintano, arquitecto, Rita Álvarez-Tabío, becaria
Consultores: Nuria Sáiz, aparejadora, Julio González, ingeniero agrícola y paisajista, David Izquierdo, estructura, Jesús Huerga, estructura, Raúl Romero y Antonio Contreras, instalaciones