El trabajo de Ensamble Studio siempre me ha llamado la atención por el alto nivel de experimentación que se encuentra en sus obras construidas. Los procesos constructivos son únicos, donde queda visible una constante tensión entre estructura, materia y espacio, junto a una impecable resolución técnica. Un claro ejemplo de esto es la Casa Hemeroscopium, donde una serie de elementos pre-fabricados de hormigón están en una constante -y delicada- tensión.
Desde la pequeña Trufa en la costa del Mediterráneo, a la cubierta del Teatro Cervantes en Ciudad de México, hay una constante reinterpretación de los materiales en su obra. La cubierta del Teatro Cervantes, una estructura que se posa elegantemente entre obras de David Chipperfield y FR-EE, marca el acceso a un teatro subterráneo como una masiva pieza negra de acero que pareciera estar en un precario balance. Desde ciertos ángulos esta pieza se revela como una estructura laminar que deja pasar la luz, volviéndose más liviana.
La oficina está basada en Madrid y es dirigida por los arquitectos Antón García-Abril y Débora Mesa, junto al ingeniero Javier Cuesta. Antón es actualmente profesor de la Escuela de Arquitectura del MIT.
En esta entrevista Antón nos cuenta cómo la arquitectura es parte ciencia, parte poesía, y como Ensamble Studio ha logrado establecerse como una oficina que es laboratorio, academia y consultoría a la vez.