Salud mental en la escuela de arquitectura: ¿Puede cambiar la cultura?

La Asociación de Estudiantes de Arquitectura, Paisaje y Diseño de Postgrado (GALDSU, por sus siglas en inglés) en la Universidad de Toronto ha publicado recientemente los resultados de su primera encuesta de salud mental, que pidió a los estudiantes reflexionar sobre su experiencia en la Facultad de Arquitectura, Paisaje y Diseño John H. Daniels. Muchos estudiantes pasados ​​y presentes han recibido los hallazgos, que pintan un cuadro evidentemente sombrío de la experiencia del estudiante de arquitectura, con poca o ninguna sorpresa. El informe trae el tema de la mala salud mental y física en las escuelas de arquitectura al primer plano de nuestra conciencia; sin embargo, la respuesta fría que ha provocado socava la iniciativa y plantea cuestiones importantes. Si ya éramos conscientes del problema, ¿por qué no se ha iniciado ya un cambio? ¿Será esto siempre la realidad brutal aceptada de la educación de la arquitectura?

Las respuestas de los estudiantes identifican la infraestructura como un desafío significativo, y sugieren que las mejoras en la salud mental y física se podría hacer con el desarrollo de espacios de trabajo más limpios, grandes y tranquilos. Los estudiantes también expresaron su preocupación por la escasez de servicios que incluyen muy pocos ordenadores disponibles en los laboratorios, así como la falta de opciones de alimentos poco costosos. De hecho, una de las mayores ironías de la escuela de arquitectura es a menudo el tener que estudiar en los espacios más aburridos, mal diseñados y obsoletos del campus.

Sin embargo, aunque el estudio insinúa que mejoras en la infraestructura y servicios son una manera segura de mejorar la salud de los estudiantes, se necesitarían grandes recursos para hacer este tipo de cambios, a los cuales la mayoría de escuelas no tienen acceso. La adquisición de dichos fondos requeriría tiempo y probablemente cuotas más altas para los estudiantes, a las cuales muchos podrían oponerse - especialmente si no van a ser ellos quienes cosechen los beneficios.

Con el fin de hacer mejoras, sin duda tendría que haber mucha comprensión y diálogo entre estudiantes, profesores y personal de la universidad en general. Sin embargo, el estudio identificó la apatía estudiantil hacia los profesores y administrativos como un problema importante; la mayoría de estrés estudiantil se atribuyó directamente a sus figuras de autoridad. Los encuestados reconocen que sus mayores fuentes de estrés son "la carga de trabajo, la falta de organización de los profesores, plazos que coinciden, y las interacciones negativas con profesores." Sólo el 3% sentía que los profesores estuviesen haciendo lo suficiente para hacer frente a problemas de salud mental entre los estudiantes.

Cortesía de GALDSU

Al tratar de responder a la pregunta de por qué las escuelas de arquitectura siguen siendo lugares tan agotadores mental y físicamente, esta actitud apática hacia los profesores es un factor importante a considerar. Cuando los estudiantes se sienten desconectados de las comunidades a las que se supone deben integrar, pueden ser aún más vacilantes en la comunicación.

Por otra parte, con el fin de mantenerse al día con la carga de trabajo estresante y exigente, los encuestados confesaron haber desarrollado muchos malos hábitos. La mayoría de los estudiantes admitió quedarse despiertos toda la noche regularmente, saltarse las comidas, renunciar a actividades sociales extracurriculares, y rara vez hacer ejercicio con el fin de terminar los proyectos a tiempo. Los malos hábitos se forman cuando una determinada conducta se traduce en un resultado favorable, lo que lleva a la repetición de estas acciones. En estos casos, el refuerzo positivo se da al producir un proyecto mejor a tiempo, lo que, evidentemente, excede a los efectos adversos en la salud mental y física que estos comportamientos también producen para los encuestados.

Si bien el estudio no sugiere una razón de por qué los estudiantes elegirían lo positivo sobre lo negativo, la elección podría ser un producto del ambiente. Cuando vemos a nuestros compañeros actuar de cierta manera y la percibimos como la norma, nos sentimos justificados al perpetuar el comportamiento. Esto se maginifica especialmente en la escuela de arquitectura, ya que los estudiantes tienden a hacer la mayor parte de su trabajo en el infame taller, constantemente rodeados por sus compañeros.

Imagínese si se implementaran cambios para remediar todas las cuestiones relativas a la infraestructura, los servicios, y la comunicación. ¿Los estudiantes continuarían subiendo las expectativas, manteniendo sus malos hábitos para producir un trabajo aún mejor? ¿O finalmente tendrían el tiempo para llevar estilos de vida más equilibrados y saludables? Incluso si los problemas tangibles se resolvieran completamente, ¿es acaso simplemente imposible cambiar la cultura de la escuela de arquitectura de hoy en día? Háganos saber sus pensamientos en los comentarios a continuación.

Sobre este autor/a
Cita: Whelan, Jennifer. "Salud mental en la escuela de arquitectura: ¿Puede cambiar la cultura?" [Mental Health in Architecture School: Can the Culture Change?] 29 abr 2014. ArchDaily México. Accedido el . <https://www.archdaily.mx/mx/02-356135/salud-mental-en-la-escuela-de-arquitectura-puede-cambiar-la-cultura> ISSN 0719-8914

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