"Hablar con los estudiantes lo siento como una obligación que me da gran satisfacción, porque es hablar con el futuro"
Hoy celebramos el cumpleaños del gran arquitecto venezolano e impulsor del estilo internacional del país, Tomás José Sanabria, quien estaría cumpliendo 94 años. Un arquitecto renombrado, ganador del Premio Nacional de Arquitectura en 1967, que construyó obras muy importantes de Caracas, como el Hotel Humboldt, el Foro Libertador, el edificio del Banco Central de Venezuela, el edificio de la Electricidad de Caracas, y la sede del INCES en la avenida Nueva Granada, entre otras, en las cuales se refleja claramente su formación humanística y funcionalista.
Sanabria estudió estrechamente con profesores como Walter Gropius, Martin Wagner y Marcel Breuer, en la Graduate School of Design de la Universidad de Harvard, quienes le traspasaron esos valores humanos de la arquitectura, haciendo que la satisfacción y confort de los usuarios se convirtiera en el objetivo más importante de cada proyecto, incluyendo además la articulación entre arquitectura y naturaleza, y entre arquitectura y ciudad, para generar una arquitectura integral.
Este arquitecto venezolano, influenciado además por Le Corbusier, al volver a Venezuela como el primer director de la nueva Facultad de Arquitectura, formó una oficina de arquitectura en Caracas, siendo parte de la segunda generación de arquitectos modernos del país, junto a José Miguel Galia, Martín Vega, Fruto Vivas, entre otros. Su estudio se caracterizó por tener siempre presente en cada uno de sus proyectos el tema de la protección solar y el condicionamiento climático desde la arquitectura, a partir de la ventilación natural, celosías, sistemas de sombras, etc.
La tesis principal de Sanabria era que no hay arquitectura sin ciudad, y que los edificios deben generar espacios urbanos, lo que también se ve reflejado en sus obras, principalmente en el Banco Central, de 1961, una de sus obras más emblemáticas. Tan importante era para el arquitecto este tema, que pensaba que, junto con la psicología, volar debería ser materia obligatoria para que el arquitecto pueda entender mejor su ciudad.
