Éste es el principio rector del concepto de esta casa, y que mejor que ver hacia un patio que es particular; no pretendemos inventar, sino redescubrir al viejo y conocido patio tapatío (típico de las casas antiguas de Guadalajara), ese patio de juego y de encuentro con el verde y el azul, y el blanco como lienzo para las sombras siempre en movimiento. Ver hacia adentro… con solo correr los ventanales del área social va de ser una casa íntima y acogedora a un gran espacio de encuentro y convivencia que además se conecta con el de la azotea. Las fachadas al exterior son intencionalmente sencillas, predominando los sólidos en simples formas geométricas con pequeños vanos que corresponden a estudiadas vistas desde el interior cuidando la intimidad de los usuarios y controlando al mismo tiempo las ganancias térmicas. Las fachadas interiores que dan al patio están cuidadosamente planeadas y ordenadas geométricamente entre las 6…sí, son seis…aún el muro liso está pensado para ser una permanente pantalla de proyección de video. La fachada horizontal superior tiene huecos de distintas dimensiones pensados para permitir el ingreso de luz, aire y lluvia, convirtiéndose además en un perfecto regulador térmico cuyo atinado funcionamiento atestiguan los peces del estanque y las plantas interiores al florecer. Durante el día la luz y las sombras que danzan en el patio hacen que un espacio simple sea siempre cambiante y diferente e interesante. En la noche todo se invierte como en un negativo fotográfico, los huecos del patio se convierten en faros que iluminan la oscuridad del cielo y saludan a los vecinos con un juego geométrico de luces en medio de la nada.
Sencillez y simpleza, valores tan comunes pero olvidados que tan solo queremos recordar. La distribución no tiene mayor pretensión, espacios simples y amplios con claridad estructural, compuesta de dos crujías transversales en dos niveles unidas por las circulaciones verticales y horizontales dando como resultado una gran eficiencia en los espacios útiles de la casa, todos rodeando al patio central como protagonista principal de la composición. El área social y servicios en el primer módulo de planta baja, las habitaciones, baños y vestidores en los tres restantes, lo que permite que las instalaciones hidro-sanitarias estén en un mismo eje. Sin interrumpir las actividades de descanso se puede acceder hasta la azotea, espacio olvidado por años pero típico de las buenas casas de antaño. Lugar para ver, para meditar, para estar solo o con los amigos. Un mirador a las nubes y las estrellas. Una fachada paralela al cielo que otros olvidan, pero que aquí es igual de importante a todas. Es la cara de la casa que ven los ángeles.
