El Concurso para Refacción y Ampliación del Teatro Cocomarola busca poner en valor el anfiteatro existente con toda su riqueza simbólica. El proyecto ganador corresponde al equipo de Bertolini - Bottega - Raymundo , cuya propuesta conforma una pieza urbana con identidad reconocible que surge de la necesidad de unir virtualmente el predio actual y el entorno urbano inmediato generando espacio público.
La demanda de ampliación de la superficie del actual anfiteatro, en un 40%, exige al máximo las posibilidades del predio, obligando a que cualquier intensión de generar espacio público se haga desde el diseño de las áreas anexas a las graderías. El nuevo escenario se plantea en el Angulo más agudo del predio, dando por consiguiente unas gradas extendidas. Utilizando la proyección sobre el predio de la calle Valerio Bonastre como eje rector perpendicular, las graderías se dividen en dos grandes sectores. Uno próximo al escenario de escala teatral y otro elevado de escala masiva. El sector más cercano al escenario se resuelve excavando, generando un mínimo declive hacia abajo de 6 cm por espectador sentado garantizando la visibilidad, esta parte es la destinada a las actividades diurnas o que no utilizan amplificación sonora.
En el sector medio del predio resuelve rellenando, generando un desnivel hacia arriba con lo que logra un despeje suficiente para albergar debajo un edificio que absorbe las funciones públicas, no solo para la función auditorio, sino también para generar un parque de exposiciones público. Este lugar público se extiende sobre la calle al oeste del predio unificando su solado y restringiendo su circulación a fin de ganar más espacio y unificar las dos manzanas en una pieza urbana. En el perímetro de esta nueva gran manzana se plantean actividades deportivas. El escenario se convierte en un edificio centro cultural que puede funcionar autónomo resolviendo en sí mismo todo lo referente a las actividades artísticas y administrativas. Su ubicación en el predio y en la ciudad le confiere una posición de fuerza que se traduce en una impronta formal con un sentido muy marcado, de gran dimensión hacia el público, pero tratando de atemperarse para no agredir a la ciudad.
La dualidad entre un espectáculo de ingreso controlado, y la vocación de generar permeabilidad y espacio público se resuelve en el tratamiento de borde. Donde de una manera no agresiva se logra la restricción de acceso mediante desniveles que permiten conducir el desagüe pluvial y posicionar las barreras acústicas vegetales. En el uso diario se genera un paseo urbano, un parque lineal perimetral. Las actividades particulares de las festividades además de un auditorio correcto tienen la posibilidad de generar encuentros en cualquiera de las explanadas de bailes que se encuentran en los diferentes niveles. La formalización constructiva es mediante el uso de materiales de fácil realización y mantenimiento.
Las gradas se materializan en hormigón armado seriado aterrazando el desnivel del movimiento de suelo. La gran complejidad y volumen del escenario requieren de una respuesta estructural tridimensional metálica que resuelva una gran luz así como las funciones técnicas por debajo. Una estereoestructura como una gran cascara metálica con una envolvente exterior e interior es la solución adoptada. El resultado del conjunto es un auditorio al aire libre conectado y dividido por cintas de espacio público. Una fiesta.
Arquitectos
Bertolini - Bottega - RaymundoUbicación
Corrientes, ArgentinaSuperficie Cubierta
6630 m2Superficie Semi Cubierta
318 m2Graderías
10.000 m2Área
6630.0 m2Año Proyecto
2012Fotografías
Courtesy of Bertolini - Bottega - Raymundo