Nos encontramos en un esquina, en un magnifico paraje de Mallorca, con vistas directas al mar y a la isla Dragonera.
La importancia de este entorno sirve de guía al proyecto. Se dispone un solarium y un piscina común como antesala a este telón y los áticos disponen además de piscina-jacuzzi independiente en su cubierta, desde dónde se puede disfrutar de las magníficas puestas de sol del oeste de Mallorca.
Las grandes cristaleras de la sala de estar y sus guías empotradas permiten la continuidad del interior hacia el exterior. Relación que se ve potenciada por los muros aplacados de piedra que se alargan hacia las terrazas y los estudiados jardines de plantas autóctonas. Se busca que las piezas principales se abran hacia las vistas, pero con estos muros, sus terrazas consigan privacidad respecto a sus vecinos.
El gris de pavimentos y aplacados, el contraste de los acabados color madera y el azul del cielo reflejado contra el blanco mediterráneo, consiguen darle una tonalidad propia al proyecto, una textura cambiante potenciada por el juego visual que proporcionan las persianas regulables, el efecto producido de noche por la iluminación de las piscinas o el reflejo del propio movimiento del mar en las fachadas.