Más de alguien interesado Por Fernando Montes Más de alguien interesado en incorporarse a un Magister debe haberse preguntado ¿qué significa un nombre tan temático como este “Del Paisaje a la Infraestructura contemporáneos”, cuando lo habitual es designarlos por el campo de conocimiento en el que se sitúan, “Magister en Administración de la Construcción” (PUC) o “Magister en Diseño y Cálculo de Edificios” (UM), por ejemplo? La respuesta es simple: por querer ser exactos, indicando tanto el sujeto como la orientación pedagógica. Hace cerca de 10 años fundamos en París la última escuela de Arquitectura francesa que en este corto período ha sabido adquirir una real importancia y notoriedad. En vez de llamarse por el lugar, barrio o ciudad en que operaba, como se acostumbra, decidimos bautizarla “Ecole d’Architecture, de la Ville et des Territoires à Marne –la-Vallée”: todo un programa para subrayar que la orientación no se limitaba al edificio sino a las diversas escalas de la obra arquitectónica. Este cambio en la apelación nos parecía imponerse pues reflejaba el modus operandi del arquitecto que queríamos formar. Algo parecido sucedió con el Magister que creamos en la FAAD de la Universidad Diego Portales. Estimando que la enseñanza que deseábamos impartir estaba destinada a varias formaciones entrelazadas y complementarias, (arquitectos, diseñadores, artistas, geógrafos, etc.), y que nuestra materia prima era el espacio público, nada nos pareció más elocuente y adecuado que basarnos hasta para el nombre en dos conceptos claves para la organización del ámbito colectivo: la infraestructura y el paisaje. Entendámonos bien. No se trata de la infraestructura representada por un puente o un aeropuerto, sino de la caja de herramientas que sirve para el desarrollo de un territorio. Por igual, el paisaje no es una panorámica observada desde el balcón, sino las organizaciones naturales y artificiales que combinan espacio y acción. Al observar lo sucedido, los programas, las discusiones que se generan y los proyectos y seminarios, pensamos que en Magister hay una real coherencia entre la etiqueta y el contenido. En la medida de lo posible las carreras se inspiran de las profesiones. Las profesiones creativas viven en una permanente evolución teórica y practica que la formación no logra casi nunca atrapar. La causa principal es que los programas de estudio deben abarcar una gama impresionante de formaciones – intelectuales, manuales, artísticas, técnicas. Tan grande que en ciertos países se recurre a ellas para la propedéutica, es decir la formación de base, la más general. 5 años, la duración habitual, nunca son suficiente para impartir todo el programa y además asegurar un aggiornamiento. Por esta razón, el magister en estas carreras cumple con una función diferente: ser menos una fuente de especialización que una oportunidad para complementar y actualizar lo adquirido en el pre-grado. Nuestro Magister a través de sus 4 líneas formadoras (Taller, representación, Seminarios y Teoria) suministra los instrumentos para que el arquitecto, el urbanista, el diseñador grafico o industrial, el artista, el geógrafo o el antropólogo comprendan y sean hábiles en las operaciones de transformación urbanas y territoriales. En este momento en la Galería Hunter Douglas, frente a la Municipalidad de Vitacura, exponemos algunos de los proyectos del Magister que tienen el interés de introducir en el debate público un tema mayor, ignorado o poco frecuentados: el Maipocho. Al interesarnos desde nuestros inicios en estudiar un Plan Maestro del Ma(i)pocho, desde la cordillera al mar, y desarrollar una docena de proyectos a gran y pequeña escala, abrimos un debate indispensable para el futuro de Santiago. Otras instituciones comienzan a oírnos y organizan actividades al respecto. Nos alegramos porque es la prueba del carácter vanguardista de nuestra orientación que esperamos continuar. En estos momentos estamos lanzados en un estudio sobre un Plano territorial de la comuna de Santiago en el que innovamos en aspectos desechados por los Planes Reguladores como los itinerarios urbanos, la agricultura urbana, las suturas del tejido urbano, la refundación de la Alameda, etc. AD.init_comments();
Por Fernando Montes Más de alguien interesado en incorporarse a un Magister debe haberse preguntado ¿qué significa un nombre tan temático como este “Del Paisaje a la Infraestructura contemporáneos”, cuando lo habitual es designarlos por el campo de conocimiento en el que se sitúan, “Magister en Administración de la Construcción” (PUC) o “Magister en Diseño y Cálculo de Edificios” (UM), por ejemplo? La respuesta es simple: por querer ser exactos, indicando tanto el sujeto como la orientación pedagógica. Hace cerca de 10 años fundamos en París la última escuela de Arquitectura francesa que en este corto período ha sabido adquirir una real importancia y notoriedad. En vez de llamarse por el lugar, barrio o ciudad en que operaba, como se acostumbra, decidimos bautizarla “Ecole d’Architecture, de la Ville et des Territoires à Marne –la-Vallée”: todo un programa para subrayar que la orientación no se limitaba al edificio sino a las diversas escalas de la obra arquitectónica. Este cambio en la apelación nos parecía imponerse pues reflejaba el modus operandi del arquitecto que queríamos formar. Algo parecido sucedió con el Magister que creamos en la FAAD de la Universidad Diego Portales. Estimando que la enseñanza que deseábamos impartir estaba destinada a varias formaciones entrelazadas y complementarias, (arquitectos, diseñadores, artistas, geógrafos, etc.), y que nuestra materia prima era el espacio público, nada nos pareció más elocuente y adecuado que basarnos hasta para el nombre en dos conceptos claves para la organización del ámbito colectivo: la infraestructura y el paisaje. Entendámonos bien. No se trata de la infraestructura representada por un puente o un aeropuerto, sino de la caja de herramientas que sirve para el desarrollo de un territorio. Por igual, el paisaje no es una panorámica observada desde el balcón, sino las organizaciones naturales y artificiales que combinan espacio y acción. Al observar lo sucedido, los programas, las discusiones que se generan y los proyectos y seminarios, pensamos que en Magister hay una real coherencia entre la etiqueta y el contenido. 
