La Casa Melnikov, la inusual obra constructivista que fue la vivienda y estudio de Konstantin Melnikov, está al borde del colapso.
The Independent informa que la construcción (que visiblemente mueve el suelo donde se sitúa) ha debilitado peligrosamente los cimientos de 83 años. La nieta de Konstantin Melnikov (y actual residente de la casa), Ekaterina Karinskaya, además dijo a The Independent que, debido a la rotura de tuberías de calefacción, pasó más de 50 días sin calefacción en temperaturas bajo cero.
Aunque ha habido interesados en convertir la casa en un museo, un tenso debate legal entre la Sra. Karinskaya y un desarrollador ha desplazado todo tipo de plan. Y mientras tanto, el tiempo se acaba para este ícono de arquitectura.
Más información, después del salto.
Fue un milagro que la casa de 1929 se construyera por completa - no sólo hizo a Melnikov de alguna manera conservar su tierra después de que Lenin tomó el poder, sino que también consiguió la aprobación de los planificadores de la ciudad para realizar el diseño poco convencional. Hoy en día, es apreciado por los arquitectos debido a sus inusuales volúmenes cilíndricos entrelazados y su estructura de nido de abeja (que forman las 60 ventanas hexagonales de la casa y que permiten que el interior se bañe de la luz).
Clementine Cecil, una de las fundadoras de la Sociedad de Preservación de la Arquitectura de Moscú, considera la construcción uno de los edificios más importantes de Moscú. Le dijo a The Independent: "Es escandaloso que la situación se haya dejado llegar a esta etapa [...] El constructivismo es generalmente considerado el mejor periodo arquitectónico que Rusia ha producido y Melnikov es uno de los más importantes arquitectos del siglo 20".
Entonces, ¿qué está impidiendo la preservación de la casa? Una complicada red de intereses privados.
Luego de la muerte del hijo de Konstantin Melnikov, la mitad de la propiedad fue adquirida por el desarrollador multimillonario Sergey Gordeyev, que ha acusado a la Sra. Karinskaya de "ocupación ilegal" de la casa. Aunque Gordeyev desde entonces ha donado su parte de la casa al Museo de Arquitectura de Moscú, la Sra. Karinskaya (la nieta) se mantiene dudosa de sus intenciones.
Karinskaya sostiene que ella no va a salir de la casa hasta que pueda estar segura de que se convertirá en un museo administrado por el gobierno ruso - no por la fundación privada de Gordeyev. Desafortunadamente, a pesar de las cartas de Karinskaya al alcalde de Moscú (e incluso el presidente Vladimir Putin), el gobierno ha hecho oídos sordos.
Y, mientras tanto, los cimientos de la casa de Melnikov siguen desmoronándose.
Vía The Independent
