Arquitectos: a3gm, Mata y asociados Ubicación: Atapuerca, Burgos, España Arquitecto A Cargo: Salvador Mata Pérez Año Proyecto: 2009 Fotografías: Cortesía de Mata y asociados
Área Proyecto: 1,625 m2 Colaboradores: Myriam Vizacaíno Bassi, Javier Encinas Hernández, Alberto López del Río, David Muñoz de la Calle, Luis Antonio Pahíno Rodríguez Ingeniería: GHESA, A2V Ingenieros Ingeniería Ambiental: HYDRA Presupuesto: 3,500,000 €
La finalidad del proyecto es la definición del Centro de Recepción de Visitantes de los yacimientos paleoantropológicos de Atapuerca así como la reordenación del entorno con las áreas de servicio y de relación con el Parque Arqueológico existente.
En la propuesta se parte de una doble lectura del edificio desde su presencia en el paisaje y su funcionamiento interior. Entre una y otra se propone una relación de una cierta indefinición de límites: en la banda entre el recinto interior y la envolvente exterior existe un espacio que se dilata en el acceso principal y que permite la expansión de la cafetería y en una prolongación de la zona de exposiciones.
La imagen del edificio parte de la referencia a los volúmenes presentes en el paisaje del entorno, de gran presencia: elementos naturales ordenados por la intervención humana, como los amontonamientos de paja, o los macizos de árboles. Detrás de esta lectura de la envolvente que filtra y matiza tanto la percepción del edificio interior como la imagen del exterior desde el interior de las piezas, el soleamiento directo, el viento, aparece la escala y la lógica del funcionamiento de un edificio de intercambio de flujos de visitantes y cultural. Las fachadas interiores se plantean como un volumen recortado en planta para permitir dilataciones en el espacio intersticial, y en sección para introducir luz natural y expresar al exterior el funcionamiento de las piezas.
El Centro busca además una proximidad metafórica con el yacimiento que contribuye eficazmente a la producción del nuevo organismo arquitectónico, mediante la recreación de una parte del edificio que pertenece a la tierra (estereotómico) y otra que se desliga de ella (tectónico), una máscara de protección lo más ligera posible envolviendo todo el conjunto. En este sentido el edificio se proyecta con esa gran caja de hormigón, de naturaleza pétrea, horadada por grandes lucernarios y una malla perforada exterior que es la envolvente y cubierta ligera que funciona como una piel exterior. hormigón rememora el espacio de trabajo del yacimiento. En la entrada al edificio este espacio se concibe como de carácter estancial y el de la esquina opuesta como un área polivalente exterior.
El espacio expositivo interior opta por un recorrido entre las grandes pantallas de hormigón estructural que se suma a la presencia de las aulas didácticas. A la entrada se reserva un espacio para información y venta de publicaciones, una cafetería y los locales de administración y servicios.
Las aulas se proyectan como elementos modulares con múltiples posibilidades de uso y de relación entre el área polivalente y el área expositiva, desde un aula pequeña para unas 25 personas hasta una sala de actos para 100 personas.
El cerramiento ligero exterior es de carácter discontinuo, se perfora o llega a desaparecer en puntos singulares como la plaza de acceso y el mirador. Se genera una sección variable en la zona de acceso con relaciones muy fuertes entre el espacio abierto de la plaza y el espacio de la terraza-mirador, en contraposición con la austeridad de la caja exterior.
Para resolver el espacio del aparcamiento de vehículos que necesariamente ha de ser de grandes dimensiones, se recrea de nuevo la idea de la naturaleza mediante unos elementos metálicos, nuevas metáforas arbóreas, sobre los que crecerán en el futuro enredaderas que configurarán el camuflaje definitivo de los vehículos estacionados.
Una marquesina ligera y una retícula arbolada intermedia entre aquella y el edificio conformaran una plaza exterior para actividades al aire libre.
En el exterior una balsa de plantas macrófitas resuelve el saneamiento del Centro de Recepción de Visitantes y del Parque Arqueológico vecino. El lecho de la balsa es un sistema biotecnológico que imita el proceso de autodepuración que de forma espontánea se producen en las zonas húmedas naturales (humedales), basado en el empleo de plantas y otros organismos inferiores acuáticos. Es un sistema que se encuentra en perfecta sintonía con las nuevas políticas y necesidades del desarrollo sostenible, proporcionando elevados rendimientos de depuración con un coste de explotación y mantenimiento muy bajo. La visita a la balsa proyectada forma finalmente parte del circuito didáctico del Centro de Visitantes.
