- Área: 240 m²
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Fotografías:Pablo F. Díaz-Fierros
Descripción enviada por el equipo del proyecto. La casa Estela es una vivienda unifamiliar integrada en el Loteamiento de Vale de Telha, una zona predominantemente residencial con una construcción máxima de dos pisos y uso obligatorio de teja. Se desarrolla en una planta, excepto un segundo nivel en elevación puntual.
La vivienda es un ejercicio de simbiosis entre la Arquitectura Popular de Aljezur y la Arquitectura Contemporánea. El resultado final es una casa híbrida que en fachada a la calle parece igual a otras tantas casas locales, con la gran chimenea paralela a fachada, teja cerámica curva, el banco corrido exterior (donde nos sentamos a ver quien pasa) y los muros blancos agarrados al terreno.
Al recorrer el resto de la vivienda encontramos en su desarrollo la voluntad de elevarse por encima de los pinos para encontrar la línea del horizonte que reposa sobre el mar. Con este esfuerzo la casa da la mano a la arquitectura actual procu- rando un equilibrio entre el pasado y el presente, entre tradición y funcionalidad, entre lo posible y lo deseable.
Se divide en dos cuerpos, la zona privada y la zona pública. Entre ellos podemos ver el jardín de atrás, de manera que la naturaleza esté omnipresente. En todas las estancias las vistas están milimétricamente pensadas, donde los árboles existentes y los recién plantados tienen un papel especial en el enriquecimiento del lugar. La diferencia exterior-interior existe, pero en relación íntima, como si la naturaleza fuese la única decoración de la casa.
Las vistas cruzadas se repiten sistemáticamente: desde el vestíbulo podemos ver como el jardín entra en la vivienda. Seguidamente tenemos la vista que pasa por la cocina, supera la sala y llega hasta la ventana del apartamento, y vicever- sa. Desde esta ventana se puede ver quien entra en la casa, quien sale del garaje, quien cocina o quien se dirige a la zona privada.
Las ventanas son generosas y mantienen siempre la proporción indicada por las normas urbanísticas municipales. La cocina vuelve a tener un protagonismo especial en su afán de ser el centro de la casa, la zona de reunión, absorbiendo los espacios circundantes: el corredor y el patio exterior. Los espacios se funden pero mantienen su independencia.
La singular conexión de la vivienda con los espacios exteriores -jardín de vegetación autóctona de especies protegidas y espontáneo, pero controlado- y la inexistencia de las contraportadas, hacen que consideremos la casa construida, pero inacabada.