La crítica de arquitectura es algo que vemos poco y nada en el contexto chileno, principalmente porque no existen críticos propiamente tal, o arquitectos con cierta autoridad, que estén escribiendo con regularidad y recurrencia sobre arquitectura, sin importar mucho las consecuencias o lo políticamente correcto.
En nuestro medio existen columnistas, algunos bastante destacados y asertivos, pero sus columnas no son un espacio para la arquitectura exclusivamente, porque muchas veces se discute sobre temas más amplios que el edificio propiamente tal. Sin duda algo en lo que estamos en deuda.
Lo primero que debe existir para que exista crítica es centrar la mirada en el edificio, y desde él, tocar temas relacionados, como el contexto, la ciudasd, aspectos sociales, normativos, económicos o constructivos, y no desde el camino inverso como suele realizarse.
Debe aparacer o existir una figura, ya sea arquitecto o relacionado, que con frecuencia y en un medio destacado o influyente, escriba sobre edificios contingentes para la ciudad o el país, donde debe existir el común denominador de ser elementos actuales o que se estén realizando en la ciudad, esto permitirá llevar la discusión hacia no arquitectos y alejarla de la investigación.
La crítica no puede ser condecendiente con el arquitecto o la obra, en ese sentido debe buscar ser objetiva desde el punto de vista del arquitecto, alternando indistintamente visiones positivas o negativas sobre diferentes proyectos, entendiendo por lo demás que la crítica, sea buena o mala, se centra en el edificio y no en el arquitecto, por ende no es un elemento de ataque.
En general cuando he tenido la oportunidad de leer “críticas” no son más que un conjunto de alabanzas y virtudes. Esto sin duda es válido, pero también debe existir la otra cara y una figura que se atreva a escribir no sólo lo bueno, sino que también lo malo.
Quizás la poca importancia que se le da a la arquitectura, fuera del círculo de arquitectos, es porque nosotros mismos no hemos puesto la arquitectura como tema de discusión, por lo demás la evitamos, reemplazando los espacios que podríamos tener para esto con temas de ciudad, gestión o cultura, que por lo demás no deben dejar de existir, pero debemos complementar.
Sólo para pensar, la mayoría de los diarios más prestigiosos del mundo tienen un crítico de arquitectura, que lleva el tema del edificio a los lectores, para que decir las revistas especializadas. ¿Qué nos falta a nosotros?
