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Arquitectos: Felipe Aranda Quiroz
- Área: 84 m²
- Año: 2011
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Fotografías:Felipe Aranda Quiroz
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Lo Valdivia es una localidad que se encuentra en la Provincia de Cardenal Caro, en la VI Región del Libertador General Bernardo O´Higgins, específicamente en la Comuna de Paredones. A unos 4 kms. de Boyeruca y a unos tantos más de Vichuquén.
Es un pueblo que depende, en su completa condición, del agua de mar. Es un pequeño enclave de producción de Sal que se ha mantenido prácticamente desde la Colonia. Un lugar que mantiene una condición primaria de intervención, la cual ha dado forma a un territorio configurando un orden que media entre la tierra y el mar.
Localidad donde el color de su paisaje presenta un persistente cambio, debido a las faenas productivas de los salineros. El orden, la forma y la textura de su territorio, dan cuenta de la conexión que existe entre el hacer y su entorno. Es un paisaje que permuta en el tiempo y que promueve un mix de texturas atemporales.
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Lo Valdivia se presenta de un modo horizontal en el territorio. Su paisaje, es un manto extendido que posee una segmentación singular, blancos, reflejos y vacíos, se conjugan para dar pie a este nuevo encuadre que abarca el total de la localidad.
Sin embargo, existen puntos identificables, tanto por sus alturas o registros en el terreno, que indican la manera de situarse en un lugar, haciendo reconocible las distancias y el tamaño de Lo Valdivia.
Por tanto, la propuesta no busca más que eso, ser una huella en el territorio con una altura determinable a la distancia, en donde su condición no interrumpa el paisaje vivo en el cuál está inserto.
La materia contempla gran parte del interés en este nuevo paisaje. La materia es la encargada de evocar la imagen remota de este lugar. Es este blanco el que nos habla de un manto, del registro ya antes mencionado. Es la Sal la que promueve a Lo Valdivia y es la Sal la que promueve mi propuesta.
En consecuencia, la proposición pretende responder al desafío del cómo conservar el plano, el blanco, la altura y el registro en el territorio y del cómo formar un nuevo lugar para la historia.
Bajo este criterio, la obra plantea un nuevo Saque, esta vez, un acopio vertical. Un saque facturado con 100 mangas de Polietileno transparente de 20 cms. de ancho por un promedio de 3 mts. de largo, rellenas con 100 grs. de Sal de Costa de Lo Valdivia a 7 cms. Al disponer estas mangas una al lado de la otra, conforman un conjunto de líneas que marcan un plano en el territorio, dejando así su propio registro a la hora de intervenir el paisaje.
A la vez, la idea procura preservar la historia por medio de una serie de 100 fotografías insertas al interior de la mangas que detallan una serie de conceptos, tales como: El territorio, Labor y su Gente, La Materia y El Paisaje. Otorgando una instancia para que las memorias de Lo Valdivia no sean olvidadas.
Por último, el soporte proviene de éstas estructuras que se sitúan como puntos en este valle, concibiendo un espesor y un orden puntual y característico a estas Salinas. Me refiero a las estructuras piramidales, designadas Cambiadoras. Aun con su manufactura precaria, éstas se alzan estableciendo su lugar por sí mismas. El método del cómo se apropian de un espacio, constituye el modus operandi del salinero y del como éste fabrica sus cosas. De este modo, la propuesta es parte de ellos, es parte de Lo Valdivia.
Esta es la historia compartida por muchas familias en el transcurso del tiempo, esta es la historia de los salineros, y cuando nos referimos a los salineros no solamente abordamos el oficio que desempeñan en la producción de la sal, sino también a la cultura que este trabajo conlleva y que se enmarca dentro de una cultura oral. Modos de vida, conocimientos y prácticas son tradiciones transmitidas mediante el lenguaje hablado.
Son los antiguos salineros los versados en el oficio, quienes se encargaban de traspasarlo a las nuevas generaciones, por medio de una enseñanza basada, principalmente, en la puesta en práctica de los conocimientos que se han adquirido desde la niñez.
Al ser un oficio salinero una actividad que se realiza, muchas veces, con la ayuda de hijos a padres, las salinas pasan a ser una extensión del espacio familiar. Los niños se mueven entre su casa, la escuela y las salinas, estas últimas cumpliendo varias finalidades: son un espacio de trabajo, un espacio de juego y también un lugar para compartir con hermanos y padre.
Este es el proceso de cómo este cristal es formado, años de trabajo y de historia, esperan nuevas manos para perdurar en el tiempo. Nuevas manos que mantengan la enseñanza, el hacer, la materia, y que sean capaces de que este oficio se consagre en el tiempo y en nuestra historia.