Se encargó idear una solución arquitectónica para replantear la forma en que el Hotel Portillo enfrenta sus construcciones afuera del hotel. Pequeños satélites dispersos en la montaña que servirán como protección para las estaciones que acompañan a los andariveles, o como servicios básicos para patrullas y esquiadores. Mínimas estructuras que durante el invierno estarán rodeados por hasta 6mts de hielo y nieve, vientos que pueden alcanzar los 200 kms./hora, y que durante el resto del año serán abandonadas en la intemperie de la montaña.
Estas condiciones extremas, propias de encontrarse a casi 3000 mts. de altura, y la posibilidad de que un mismo sistema pudiera dar solución a distintas necesidades, exigió una estrategia a partir de un grupo definido de elementos constructivos que se agruparían de maneras diversas dependiendo de las condiciones del terreno y el programa requerido. La estrategia material se abordaría a partir de la superposición de dos estratos; un zócalo de piedra y una caja superior de fierro y vidrio. La relación de las dos estructuras sería a partir de juntas dilatadas y plomos descalzados con la intención de poder independizar los distintos elementos y así fracturar la lectura del volumen total. Las partes se organizarían en una clara estratificación horizontal estableciendo una similitud con las proporciones del Hotel.
Por ultimo, visualmente se buscaría una forma que tuviera más relación con un contenedor técnico que con la preconcepción romántica de un refugio de montaña.
SkiBox
La primera puesta a prueba de estas ideas se realizó con la construcción del SkiBox, un híbrido programático de 110 mts. que reune en dos plantas; baños para esquiadores, una cafeteria, una sala de cronometraje para las carreras y una bodega para el equipamiento de los patrullas .
Los baños se ubican en el piso inferior, un piso zócalo que permite asentar la construcción a la topografía irregular sin necesidad de hacer mayores movimientos de tierra y el cual logra separar algunos metros del suelo al volumen superior del nivel fluctuante de la nieve. La piedra utilizada para revestir el zócalo es la encontrada en el lugar y trabajada sin mayor precisión, con lo cual el grano del primer piso tenderá a diluirse en el paisaje durante los meses que no haya nieve. Los 30 mts. de largo del zócalo permiten envolver la zona de baños y al mismo tiempo aprovechar el desnivel natural de la pendiente para formar una terraza en el segundo piso que sirve a la cafetería. La proporción alargada del muro aliviana la relación entre este y la caja superior trabándolo con la pendiente.
Sobre el zócalo, en un solo espacio interior se dispone la sala de cronometraje, una pequeña bodega y la cafetería. La caja se construye a partir de una estructura de perfiles doble T y diagonales tubulares. La cubierta es plana para poder mantener la nieve sobre la cubierta e impedir que esta se desplace y se descuelgue sobre las caras laterales. Los paños opacos son revestidos interiormente por placas de madera terciada y exteriormente por una membrana asfáltica protegida por láminas de fierro oxidado de 4mm de espesor. El color del oxido se asemeja al de las rocas del lugar por lo tanto, si bien existe un contraste entre la geometría definida del volumen y su entorno natural, cromáticamente se intenta lograr una afinidad con este. A su vez, la separación entre las planchas de acero (1cm) acentúa la idea de una construcción por capas, como lo hace la ropa de un montañista.
Los materiales inertes, roca y acero, envejecerán bien bajo las condiciones climáticas extremas de la montaña. Sus sedimentos le agregarán al edificio el beneficio del tiempo.