- Año: 2007
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Fotografías:Angel Baltanás, Francisco Molinos
Descripción enviada por el equipo del proyecto. A continuación la memoria, por los arquitectos.
Desde el concurso quisimos que el edificio se comprometiera con incorporar todo tipo de propuestas de ahorro energético y compromiso medioambiental lo que nos permite un ahorro de hasta un 80 % de emisiones y hasta un 50 % de consumo. Esto hace que este edificio de la administración sea el primero en la adopción de estas medidas a tan gran escala.
Pero aún siendo clave lo anterior, el nuevo edificio propone un nuevo hito de referencia en un lugar tan singular de la ciudad. Rodeado de tristes y plúmbeas arquitecturas institucionales, hemos querido proponer una imagen más fresca, desinhibida y alegre para la Plaza de Castilla y el paseo de la Castellana. Ello se ha logrado con la participación de un amplio equipo de artistas plásticos que seleccionados tras un concurso, utilizando el 1 % de su presupuesto como indica la ley, han llenado el edificio de obras de arte especialmente concebidas para dicha arquitectura.
El “Diafragma Decafónico de Dígitos” realizado por el escultor Pepe Cruz Novillo para toda la fachada Sur y Este es una obra colorista y tremendamente expresiva, donde se representan numerados del 001 al 058 unos combinatorias de colores que transcriben una serie de cifras equivalentes a 58 datos estadísticos del territorio nacional, del año 2007 en que se inaugura dicho edificio.
La fachada por tanto explica el trabajo que realiza el INE y activa tanto física como conceptualmente el mundo de los datos, estadísticas, y cifras, en que trabaja esta institución. El interior se puebla de las obras de otros creadores como A. Bañuelos, E. Saavedra, Abilio, J. A. Barreiro, D. Rodríguez, C. Coronas, los hermanos Ulzurrum, E. Gañan, R. Bravo, M. Cueto y M. Arsuaga.
La inmensa marquesina de 15 m de vuelo que remata el edificio y protege un jardín a más de 30 m de altura para la zona del consejo y alta dirección, se convierte en el episodio que envuelve toda la propuesta y se vuelca hacia la Castellana reclamando su singularidad urbana. La fachada oeste y norte excesivamente próxima a los juzgados es un lienzo más sereno y voluntariamente monocorde, ya que dialoga con el edificio colindante, una pieza austera y racionalmente eficaz.
El interior refuerza la estructura racional a doble crujía del edificio existente, siendo la fachada sur ocupado por plantas libres de trabajo en oficina, paisaje, albergando la norte la partición en despachos individuales que la administración precisa. Cafetería, salón de actos y espacios de uso colectivo se sitúan en una pequeña pieza próxima a la calle incorporando una transición de escala entre el jardín de acceso y el edificio principal de oficinas.
Así pues el nuevo INE de Madrid es un edificio racional y eficaz, que responde a la complejidad de su uso, pero característico, diferencial, expresivo y diagramático como igualmente requiere un trabajo como el que ocupa a dicha institución.