En el proyecto de ampliación del Museo de San Telmo – de la oficina española Nieto Sobejano Arquitectos -, la empresa Proiek utilizó más de 3.500 paneles de aluminio y la última tecnología en maquinaría para lograr la construcción del muro vegetal que permite integrar el nuevo edificio a su entorno natural. Más información sobre esta interesante propuesta a continuación.
La intervención arquitectónica del edificio – inaugurado en 1902 -, tuvo como objetivo no solo mejorar el antiguo edificio sino también crear un conjunto que respondiera a la nueva visión del museo, recuperando la construcción existente como referente histórico de la ciudad y mejorar sus servicios.
Uno de los desafíos de los arquitectos fue vincular el nuevo edificio al paisaje existente, dominado por el monte Urgell; se decidió plantear un muro vegetal, profundo pero ligero, que mantuviese las diferencias topográficas existentes y a la vez oculte en su interior, dos pabellones para las salas de exposición.
El muro se construye en base a paneles de aluminio fundido con perforaciones en diversos ángulos, lo que le da un aspecto variable a la fachada. Para este proyecto, Proiek usó una innovadora maquinaria que permite ejecutar las perforaciones, sobre paneles de 8 mm de espesor en los distintos ángulos dejando un canto vivo en las aristas y entregándoles la profundidad para dar un acabado rugoso específico y lograr el efecto estético requerido.
La innovación en esta parte de la obra es el uso de aluminio fundido en placas con diferentes cantidades de agujeros para la fachada y en función de un diseño predeterminado, a través de los que luego se implementa la vegetación.
En lo técnico, la complejidad radicó en el trabajo in situ con el material, ya que muchas piezas se ajustan a formas determinadas en obra y al montaje mismo de las fachadas, que deben quedar perfectamente alineadas en los encuentros entre ellas, y el posicionamiento de los diferentes marcos, que deben encajar perfectamente en los sistemas de cuelgue preparados con anterioridad al montaje.
“La unión entre las diferentes fachadas del Museo San Telmo se han realizado de manera independiente para mantener la continuidad de la fachada” comenta Francisco Javier Bascones, jefe de proyectos de Proiek. La fachada se diseñó mediante la disposición de marcos de acero en los que se pre-montan las chapas de aluminio correspondientes, que luego hay que colocar en un determinado orden según el dibujo que los arquitectos han previsto.
La vegetación elegida es musgo, líquen y otras especies vegetales que eventualmente llegarán a rodear todo el edificio y que serán distribuidas en función de la mayor o menor luminosidad de las zonas, para su crecimiento. La intervención fue realizada en colaboración con los artistas Leopoldo Ferrán y Agustina Otero: “Queríamos otorgar al muro un aspecto dinámico y orgánico. No es un muro vegetal, sino una invitación a que la vegetación emerja”, planteó la escultora.
Puedes ver el proyecto completo, publicado hace unos meses en Plataforma Arquitectura.
Información Vía Proiek / Fotografías Fernando Alda – Iliaestudio