La mayoría de los arquitectos suelen empezar la explicación de sus proyectos señalando el lugar por el que se entra en ellos. "Se entra por aquí", suelen decir. Como si antes de entrar no hubiera sucedido nada o no existiese nada. Como si la vida del usuario, o la del propio edificio, comenzaran en aquel lugar que muchos piensan que separa el exterior del interior. Una extraña concepción del tiempo.
Enric Miralles hacía un apunte interesante acerca de eso: no se trata de entrar, sino de acceder; algo que después también será marginado. Debemos suponer que en arquitectura, acceder quiere decir: «entrar en un lugar o pasar a él», como el diccionario explica. Pero también encontramos otras interpretaciones más interesantes como «tener acceso a una situación, condición o grado superiores; llegar a alcanzarlo», que hacen que el acto de acceder se revista de significados y de tiempo.