El 16 de junio de 2015, la comunidad arquitectónica perdió Charles Correa (1930) un hombre a menudo referido como "el arquitecto más grande de la India" y una persona cuyo impacto sobre el medio ambiente construido se extiende mucho más allá de su propio país de origen.
Enraizado en la India, el trabajo de Correa mezcla modernidad y estilos vernáculos tradicionales para formar arquitectura con un atractivo universal. A lo largo de su carrera, este trabajo le otorgó una serie de premios, incluyendo (entre muchos otros) el RIBA Medalla de Oro Real en 1984 (Reino Unido), Praemium Imperiale 1994 (Japón), y el Padma Vibhushan 2006 (el segundo más alto honor civil de la India).
A través de sus edificios nosotros, tanto como arquitectos y como personas que experimentan el espacio, hemos aprendido acerca de las cualidades líricas de la luz y la sombra, la belleza que se puede encontrar en los materiales humildes, el poder del color y la alegría de las narrativas tejidas en el espacio. Quizás más que cualquier otra cosa, sin embargo, estaba su creencia en la idea de que la arquitectura puede dar forma a la sociedad, garantizando la pertinencia de su trabajo. "En su forma más fundamental, la arquitectura es un agente de cambio," Correa escribió una vez. "Inventar el mañana, esa es su máxima función."