Al caminar hoy en día por las localidades rurales de Chile, evidenciamos que peatonalmente, estas crecen por la aplicación de elementos urbanos. Existe un enfrentamiento de dos realidades: por un lado, las prácticas históricas de los propios habitantes, y por otro extremo, la introducción de elementos urbanos de desarrollo.
Las personas que allí viven, paralelo a sus propias formas de vida, se han desarrollado obligadamente bajo un crecimiento territorial estandarizado, sin ser parte de la toma de decisiones ante la intervención de su contexto peatonal. Los aspectos normativos son los instrumentos con los cuales los operadores directos intervienen en el ámbito rural. Por lo general el habitante, sujeto central hacia el cual se orientan las políticas sociales, es más bien un actor pasivo y desinformado de tales cuerpos normativos (Tapia, 2007).
*Este artículo fue enviado por Felipe Aguilera a través de nuestra convocatoria para publicación de investigaciones en arquitectura.