En el pasado, el futuro era para el individuo solo el resultado inevitable de su carente interés a su incidental supervivencia amenazada por el aumento exponencial del volumen oceánico, en el presente —siglos después de la sumersión de los primeros territorios habitados— el océano es continente y territorio.
Este ha alcanzado un 85% de la superficie del planeta, abarcando bajo su manto los miles de vestigios submarinos que nos evocan las culturas extintas en el siglo XXI. Los desplazamientos masivos de población post sumersión dieron origen a un nuevo modelo social de carácter adaptativo, con el paso del tiempo los escasos asentamientos terrestres no dieron abasto a la población creciente debido a la superficie en gradual disminución, toda actividad humana antes realizada en espacios físicos fueron sustituidas por una actividad intangible efectuada dentro de los múltiples planetas virtuales de la Bionet —sucesor utópico de internet y de la contracultura cyberpunk (1)— , esto con el objetivo de minimizar lo mayor posible el uso espacial en las urbes.