Arquitectos: ARIEL JACUBOVICH | oficina de arquitectura Ubicación: Chacarita – Buenos Aires, Autonomous City of Buenos Aires, Argentina Arquitecto A Cargo: Ariel Jacubovich Comitente y comité de aprobación: Jane y Simón Traducción y rumbo de estilo: Mauricio Corbalán Asesoramiento en aislaciones: Mauricio Samé Asesoramiento en color: Juan Jose Cambre Asesoramiento en demolición y ambiente de aeropuerto: Silvana Lacarra Asesoramiento en proyección de sombras: Julia masvernat Asesoramiento en ubicación de obras de arte: Daniel Joglar Colaboradora: Lucila Masciottra Construcción: Globalco Instalaciones: Santa croce Carpintería: Pedraza Fotografías: Andrea Arrighi
La rehabilitación de un departamento tipo casa en el barrio de Chacarita se planteó como el proceso de transformación de un lugar inhabitado a uno que incorpore las expectativas y modos de vida de sus futuros habitantes. El lugar, ubicado en la planta baja de un edificio en esquina de principio de siglo xx de planta baja y un piso en el barrio de Chacarita de la Ciudad de Buenos Aires, poseía un sótano inundable y una altura considerable como para incorporar entrepisos.
La nueva propietaria planteó el encargo desde la condición de aprovechar las cualidades propias de la construcción existente, pero también a la vez especular sobre las relaciones entre la futura construcción y las posibilidades de experimentar nuevas dinámicas domesticas. Así el proceso se planteó como una investigación sobre afinidades de estilos posibles, dinámicas de circulación y encuentro de los habitantes, capacidades de presupuesto e inversión y destrezas constructivas.
El proceso de producción estuvo determinado por los roles que fuimos adoptando cada uno de los actores involucrados a lo largo del proyecto y la construcción. La primera posición tomada, como arquitecto proveedor de propuestas y formas fue derivando hacia una más cercana a la del mediador, regulando y administrando las interacciones entre diferentes actores, fuerzas y recursos, (aunque también con intereses propios).
A lo largo del proceso se fueron incorporando traductores y especialistas que aportaban desde lo específico y afectaban lo general. Desde un experto en las dinámicas y costumbres de sus futuros habitantes, que por su cercanía y erudición traducía las propuestas y las necesidades en saberes arquitectónicos hasta un especialista en filtraciones en sótanos, pasando por asesores en proyección de relatos y sombras, transparencia, expertos en el uso del color o aportantes de trayectorias artísticas propias traducidas en expresiones construidas.
El proceso transcurría como en un foro, donde las consultas, diálogos y definiciones se incorporaban en mayor o menor medida según el grado de afinidad y consenso que generaban. También las “cosas” participaron de este parlamento, especialmente las que habían pertenecido al antiguo uso del departamento, hasta los años 60` por su cercanía al mercado Dorrego, como maduradero de bananas en el sótano y posteriormente como comercio y depósito de maderas.
Hasta el comienzo de las obras permanecían existentes las huellas de dichos usos, como pintadas con las ofertas de maderas en las paredes, o las cañerías de gas para calentar las bananas en el sótano. La propuesta incorporó como figura y material estas “cosas” encontradas, influyendo en la forma de la intervención y la manera de organizar la construcción.
